«Portería» (2017), de Abraham Lacalle
«Portería» (2017), de Abraham Lacalle
EXPOSICIÓN

Galería Marlborough, una pica en España

Marlborough-Madrid cumple 25 años. Una doble muestra con sus creadores españoles lo festeja

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La galería Marlborough se fundó en Londres en 1946 por dos refugiados austriacos de origen judío, Frank Lloyd y Harry Fisher, que se dedicaron inicialmente a la compraventa de obras de arte relacionadas con el Impresionismo y el Postimpresionismo francés. Durante los años cincuenta, reorientaron su trabajo hacia el arte británico contemporáneo, con autores como Henry Moore, Francis Bacon o Lucien Freud. En 1962 la galería inauguró sucursal en Nueva York y empezaron a comerciar con los grandes expresionistas abstractos norteamericanos, como Robert Motherwell, Mark Rothko, Adolph Gottlieb y Jackson Pollock.

Coleccionar dinero

A Frank Lloyd le gustaba decir que él no coleccionaba arte, sino que coleccionaba dinero. Sin embargo, después del suicidio de Rothko, en 1970, la galería se vio envuelta en un grave escándalo judicial, debido a la manipulación de su legado y a la falsificación de las cifras de ventas de su obra.

Ello trajo consigo un cambio de orientación radical de la línea de la galería que, ahora bajo la dirección del sobrino de Frank Lloyd, Pierre Levai, empezó a prestarle atención al mercado internacional y, en especial, al arte español y latinoamericano, que también contaba con artistas de una elevada cotización, como Fernando Botero.

Es en el contexto expansivo de los años ochenta, con el retorno internacional de la pintura, cuando Marlborough abrió la primera sede de Madrid, una mera oficina comercial, que se vio ampliada en 1992 con su nuevo local de la calle Orfila, que se inauguró con una exposición de Francis Bacon. Los primeros artistas españoles fichados por la firma fueron Juan Genovés y Manolo Valdés, autores que, desde los años sesenta, contaban con un cierto reconocimiento internacional. Pero pronto empezaron a fichar a jóvenes promesas del arte español contemporáneo, como el escultor Francisco Leiro o los pintores Carlos Franco y Alfonso Albacete. La proyección mundial que la galería proporcionaba a sus artistas, sobre todo a través de su sede en Nueva York, llevó a muchos de ellos a intentar también la aventura americana a lo largo de los años noventa.

Con motivo de los veinticinco años de la inauguración de la sede madrileña, Marlborough ha organizado una doble exposición, comisariada por Francisco Calvo Serraller, en la que los artistas españoles de la galería presentan una obra de entonces junto a otra reciente. La ocasión es perfecta para hacer un balance de todos estos años y de la evolución del mercado del arte español contemporáneo. Con un tono melancólico, el comisario afirma que «a través de la obra de todos estos artistas se puede establecer un guion bastante convincente de lo que ha sido la Historia del arte español de este período». Es posible que tenga razón.

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