«Imposición de la casulla a San Ildefonso» (detalle), de Juan Sánchez Cotán
«Imposición de la casulla a San Ildefonso» (detalle), de Juan Sánchez Cotán - MUSEO DEL PRADO

El Prado recibe seis cuadros donados por Óscar Alzaga

Son obra de Sánchez Cotán, Herrera «el Viejo», Antonio del Castillo, Eugenio Lucas Velázquez, Anton Rafael Mengs y Jacopo Ligozzi. Además, ha entregado una dotación económica para adquirir otra pintura

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El Patronato del Museo del Prado, en su sesión plenaria celebrada hoy, ha aceptado la donación ofrecida por el abogado, catedrático de Derecho Constitucional y político Óscar Alzaga Villaamil (Madrid, 1942). La donación la integran seis pinturas y una dotación económica adicional para la adquisición de una séptima. La donación Óscar Alzaga Villaamil constituye, por la elevada calidad de las piezas que la integran y su buen estado de conservación (ninguna precisa de intervención), una importante contribución al enriquecimiento de las colecciones del Museo Nacional del Prado.

Se trata de seis pinturas (a las que se añadirá una séptima) que comprenden un amplio abanico cronológico, desde las postrimerías del siglo XVI a mediados del XIX, realizadas por artífices italianos (Jacopo Ligozzi), españoles (Sánchez Cotán, Herrera «el Viejo», Antonio del Castillo y Eugenio Lucas Velázquez) y un bohemio (Anton Rafael Mengs).

Todas ellas fueron pintadas en España a excepción del Ligozzi, pero cuatro fueron adquiridas por el donante en el extranjero, por lo que su entrada en el Museo del Prado supone un importante acrecentamiento del patrimonio artístico nacional. La calidad de las obras viene avalada por su presencia recurrente en exposiciones y su inclusión en las más recientes monografías de los pintores que las ejecutaron.

Aunque los artífices de las pinturas donadas figuran ya en el Museo del Prado, están representados con obras de muy distinta naturaleza, iconografía y/o cronología. Su incorporación permite así completar los perfiles profesionales de estos pintores. Así sucede por ejemplo con Sánchez Cotán, de quien el Museo del Prado posee una naturaleza muerta, pero de quien, hasta la donación Alzaga Villaamil, carecía de pintura religiosa; o con Ligozzi, presente en el Prado a través de un enorme cuadro de altar muy alejado de la exquisita e inusual composición alegórica que ahora ingresa. Otro tanto podríamos señalar a propósito de la obra de Mengs de pequeño formato o del tardío San Jerónimo de Herrera «el Viejo».

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