Gonnord rescata las comunidades «olvidadas» por la globalización

«En las ciudades vivimos de forma más autónoma y estamos perdiendo nuestras propias raíces, que cada vez están más borrosas», afirma el fotógrafo Pierre Gonnord (Cholet, Francia, 1963), quien exhibe, hasta el 30 de octubre, en el Museo Universidad de Navarra cuarenta retratos y un vídeo que reflejan colectivos en entornos y actividades olvidadas o desconocidas por la sociedad y de zonas rurales amenazadas por la globalización. Concretamente, los trabajadores de las minas de carbón en Asturias y un clan gitano de etnia luso-extremeña en La Raya/A Raia, en la frontera entre España y Portugal. «Son personas con raíces muy ancladas y que están amparadas por la solidaridad que se genera dentro de una familia y de un grupo, algo que me parece extraordinario y admirable», explica Gonnord.

Pero quizá lo más sorprendente de la muestra es la forma en la que el autor obtiene sus fotografías. No se trata de viajar al lugar, apretar el botón de la cámara y ya está. Gonnord se involucra de tal manera que primero convive una temporada con las personas que va a retratar, aprende de ellos, capta su esencia. «Pierre reduce la distancia física y emocional gracias a su vinculación con los retratados. De esto modo, la máquina de fotos ya no es un obstáculo para ellos», explica el miembro del comité de dirección artística del museo, Valentín Vallhonrat. «Quiero estar cerca para escucharles y observarles. Sin este preámbulo no sería capaz de terminar el proceso emocional que supone el retrato y tendría una mirada mucho más fría», reconoce el artista.

Además de las fotografías, la muestra se refuerza con un vídeo de algo más de siete minutos con el que Gonnord complementa su obra sobre la minería. La proyección muestra un grupo de mineros que se exponen sucesivamente ante la mirada del fotógrafo justo después de una jornada laboral. Gonnord plantea una mirada directa a estos personajes, cuyas vidas hablan de una industria en retroceso, de un futuro incierto y de un modo de vida basado en el esfuerzo. Los cambios tecnológicos y sociales en nuestra era post-industrial han provocado que los mineros sean un colectivo cada vez más en retroceso. Apenas quedan 2.000 de ellos en España, que viven una vida laboral breve, pero muy intensa y arriesgada. «Es un réquiem por la minería», confiesa el artista.