Concha Jerez
Concha Jerez - ISABEL PERMUY

Concha Jerez: «La creación está infravalorada, hoy se premia la banalización»

Pionera de las nuevas tecnologías, obtiene el Nacional de Artes Plásticas por transformar el lenguaje artístico

Madrid Actualizado: Guardar
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Se enteró ayer de que le habían concedido el premio Nacional de Artes Plásticas en la feria Artissima de Turín, donde hay obra suya y desde donde habla telefónicamente con ABC. Concha Jerez nació en Las Palmas de Gran Canaria en 1941, pero vivió hasta los 14 años en África. Desde entonces reside en Madrid. En 2011 recibió la Medalla de Oro al Mérito a las Bellas Artes.

—Visto lo visto en los últimos años, es pregunta obligada si acepta el premio.

—Sí, claro que acepto el premio. Se lo agradezco a las personas que me lo han dado, y además me viene muy bien el dinero.

—El Jurado ha destacado que usted ha sido pionera de las nuevas tecnologías.

¿Sigue siendo hoy una asignatura pendiente de los museos?

—Sí lo es, pero no siempre depende de ellos, sino de sus dotaciones económicas. Normalmente, los museos dependen de presupuestos y estos son escasos o nulos. Ello impide que compren este tipo de obras, porque suelen tener unos costes mayores.

—Pero ni siquiera los coleccionistas con poder adquisitivo se decantan, habitualmente, por este tipo de arte.

—Yo es que he vendido muy poca obra en mi vida. Las cosas como son. Y menos aún obras de contenido tecnológico. Tengo una línea de trabajo personal y otra en coautoría con José Iges, con el cual he hecho este año una retrospectiva en Tabacalera. De nuestro trabajo en común hay solo una obra en un museo: el Vostell-Malpartida. Y es un problema que el público no pueda estar dialogando íntimamente con ese tipo de obras.

—El Jurado también ha valorado el hecho de que usted ha transformado el lenguaje artístico. Ha sido pionera en nuestro país de la instalación, la performance...

—Ha sido para mí una necesidad ir buscando distintas vías. A comienzos de los años 70 me interesaba trabajar con la idea del lugar específico. En otro momento tuve la necesidad de utilizar mi propia presencia como persona a la hora de desarrollar una obra y así surgió la performance. Todo ha sido un proceso lógico.

—¿Cómo acaba una licenciada en Ciencias Políticas y con la carrera de piano en el mundo de las artes plásticas?

—Yo quería haberme dedicado al arte visual mucho antes, pero por una serie de circunstancias no pude hacerlo hasta cierto momento. A mí siempre me han interesado muchas cosas y he tenido unas inquietudes políticas. La formación que me dio la carrera en cuanto a la filosofía, el pensamiento, es algo que sirve como una herramienta personal. Empecé a dedicarme exclusiva y profesionalmente al arte visual a los 30 años.

—Cuando en su trabajo aborda la censura, la crítica, la manipulación, ¿es un reflejo de su interés por las ciencias políticas? ¿No entiende el arte sin el compromiso social o político?

—Hay muchos tipos de arte, no solo político. Existe también el compromiso de querer cambiar el mundo con imágenes abstractas. El arte es mucho más complejo e interesante, no hay unos límites tan cerrados y literales.

—¿Se considera bien tratada por los museos españoles? Pongamos, por ejemplo, el Reina Sofía.

—Hay obra mía expuesta en ese museo. Me parece fantástico el rumbo que ha cogido el Reina Sofía. La línea de incorporar más arte español, abordar lo que ha ocurrido en el mundo del arte... me parece muy interesante.

—En 2014 el MUSAC le dedicó una retrospectiva, «Interferencias en los medios». ¿A qué se debe ese interés por los medios de comunicación?

—Como tengo tantos años (soy setentona) y he trabajado muy intensamente, me resulta muy complicado hacer una retrospectiva individual. Tengo que hacer parcialidades de líneas de trabajo. Y la de la interferencia en los medios es importantísima en mi obra. He reflexionado mucho sobre los periódicos, la televisión, la radio... Es algo que siempre me ha apasionado. En Artissima estoy presentando precisamente una obra del año 80 realizada a partir de una portada del «New York Times». Otras veces he seguido una noticia... Yo lo utilizo para dialogar con ello desde el punto de vista del arte.

—¿Sabe ya a qué va a dedicar los 30.000 euros del premio?

—A cubrir muchos gastos. Yo no vivo de la venta de mi obra. He vendido poquísimo en mi vida. Afortunadamente, me puedo permitir el lujo de tener mi obra.

—¿Cree que ser hoy artista tiene algo de heroico?

—Es una carrera totalmente vocacional. Si no, no se explica. Estamos locos por dedicarnos a una profesión con tal intensidad que, para hacer una obra de arte, uno toma más decisiones y en menos tiempo que un ejecutivo de una empresa. La gente no se da cuenta de ello. Y además todo ese trabajo no está remunerado como cualquier otro empleo. El arte en este país está absolutamente infravalorado. La creación, en general, lo está. Un futbolista, con todos mis respetos... ¿qué crea para el futuro? Un artista, un escritor, un científico, un músico... sí crean para el presente y para el futuro. Están dando muchísimo a la sociedad. Hoy se premia la banalización y eso no puede ser.

—Como pionera del arte en este país, ¿advierte que sigue habiendo machismo en el mundo del arte?

—Yo no diría la palabra machista. Pero, cuando ves las colecciones de los museos, hay un tanto por ciento muy reducido de obras de mujeres artistas. Y, sin embargo, en las Facultades de Bellas Artes la mayoría son mujeres. En muchas partes del gremio del arte abundan las mujeres. Pero en las colecciones de los museos apenas hay un 5, un 10 o un 15% como mucho. Y eso sí es un problema, porque hay mujeres artistas muy buenas.

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