La risa inteligente de Jardiel Poncela
El Instituto Cervantes recuerda al dramaturgo, uno de los nombres fundamentales del teatro español, con una exposición
«Todavía es necesario reivindicar a Enrique Jardiel Poncela ; es un personaje famoso, pero no conocido». Enrique Gallud Jardiel , nieto del dramaturgo, lleva muchos años tratando de que la huella de su abuelo no desaparezca, e incluso de agrandarla con publicaciones inéditas y textos sobre su vida y su obra. Con este objeto se inauguró ayer en el Instituto Cervantes la exposición «La risa inteligente» (título tomado precisamente de un libro de Gallud), que ilumina un poco más la fascinante figura de Jardiel, uno de los autores imprescindibles del teatro español del siglo XX e integrante de lo que José López Rubio definió como «la otra generación del 27». La exposición, que estará abierta hasta el 28 de enero, se ha podido ver ya en Zaragoza -la familia de Jardiel provenía de Quinto del Ebro, a pocos kilómetros de la capital aragonesa- con el título « The Poncela’s office ».
Sergio Muro , comisario de la exposición junto a Eva Lapuente , explica el origen de este título: «Cuando Jardiel fue a Hollywood a trabajar como guionista para la Fox, le instalaron en una oficina fría; él echaba de menos los cafés de Madrid , donde solía escribir -tomaba una decena de cafés diarios, y pasó en ellos más de 130.000 horas-, y la Fox recreó en sus estudios uno de ellos para que el dramaturgo se sintiera más inspirado. A aquel rincón lo bautizaron como «The Poncela’s office».
La doble estancia de Jardiel Poncela en Estados Unidos -entre 1933 y 1935- es, precisamente uno de los bloques de la exposición, que presenta ciento cincuenta piezas, entre las que se incluyen manuscritos originales, primeras ediciones de sus obras, revistas, cortometrajes, películas, dibujos y cartas.
Visionario
Los tres bloques en que se divide la muestra recorren tanto la vida como la obra de Jardiel Poncela, y también su aspecto empresarial -tuvo su propia compañía de teatro, con la que hizo una gira por Argentina y Uruguay de la que regresaría arruinado- y su faceta de visionario. La primera película en verso del cine internacional, « Angelina o el honor de un brigadier » -basada en su obra teatral homónima y rodada en Hollywood-, está presente en la exposición; también los « Celuloides rancios », que realizó en 1933 en París, y en los que superpuso con una voz en off diálogos cómicos sobre fotogramas de películas mudas melodramáticas, como « Los ex-presos y el expreso » (sobre «El asalto al tren expreso», de Lewis Seller). También se documenta el «Nuevo modelo de teatro» que el propio Jardiel concibió y planeó en una serie de dibujos que se muestran en la exposición. « Nuevo modelo de teatro provisto del escenario giratorio-elevable, capaz de todos los movimientos y dimensiones», lo bautizó. Lo inscribió en el registro de la propiedad industrial y subrayó el aval del «maestro» Jacinto Benavente , que lo consideró «perfecto y de utilidad pública» en la Tercera de ABC del 30 de mayo de 1948.
Fragmentos de sus películas , una grabación con las correcciones que la censura hizo en uno de sus libros, objetos como el baúl con el que Jardiel hizo su gira por Latinoamérica -veinticinco personas, dos perros, un pájaro, un automóvil y seis mil kilos de equipaje-, « Inverosímil Jardiel Poncela », el documental que TVE hizo para su serie «Imprescindibles» hace unos años; o el dibujo que el propio autor hizo con referencias de todas sus obras teatrales son algunas de las piezas más destacadas de la exposición.
«Toda la información sobre Jardiel está aquí», subraya su nieto Enrique Gallud Jardiel, que a la luz que la exposición arroja sobre el dramaturgo añade algunas pinceladas extraídas del álbum familiar : «No lo conocí, pero por el testimonio de mi madre sé que fue un gran amante de sus hijas, de sus mujeres -fueron muchas las aventuras que tuvo-, y de la mujer en general. Fue también un hombre muy sociable y con una rica vida social».
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