Un ingeniero que acabó convertido en el detective del origen de Colón
Los historiadores respetan el trabajo de Enseñat de Villalonga aunque muchos no aceptan la conclusión de su hipótesis
Alfonso Enseñat tiene 90 años cumplidos y la mente muy clara. Con humor nos comenta al otro lado del teléfono: «Dice el médico que la actividad investigadora que he desarrollado en los últimos veinte años puede explicar por qué, a mi edad, tengo todas las neuronas en su sitio».
Enseñat no es historiador, o no lo era de formación, aunque sí se ha convertido, de facto, y por los méritos que aportan más de dos décadas quemándose las pestañas entre viejos legajos y documentos de hace cinco siglos, más o menos. Es doctor Ingeniero Industrial desde 1953 e Ingeniero del Estado por una oposición ganada en 1962. Hombre siempre inquieto, nada más aprobarla se fue a estudiar Economía en Nueva York. Más tarde, gracias a la oposición, llegó a ser inspector General de Servicios del Ministerio de Industria, donde puso en marcha las primeras medidas que España adoptó contra la contaminación ambiental, incluida una ley en 1972.
Pero hace treinta años algo pasó. Su afición por el pasado y la genealogía le llevó hacia el medievo y en ese ámbito se encontró con Colón, figura de rastros desdibujados cuyo origen se empeñó en desentrañar , encerrándose en archivos genoveses, portugueses y españoles desde 1988. Al llegar la jubilación redobló sus esfuerzos hasta poner en pie una hipótesis personal: ha creído identificar a un genovés concreto que existió y del que ha seguido el rastro en los documentos, como el auténtico Cristóbal Colón . Enseñat publicó «La vida de Cristoforo Colonne: Una biografía documentada» (1999)», editado por la Casa-Museo Colón, y de «El Cristóbal Colón Histórico: De corsario genovés a Almirante Mayor de las Yndias» (2006), editado por el Ayuntamiento de Valladolid.
Ahora, cumplidos los noventa, presentará el jueves próximo en el Casino de Madrid su hipótesis completada. Una aportación sustantiva a los estudios colombinos que le reconocen muchos especialistas, incluso aquellos que no están de acuerdo con todas sus conclusiones. Nada hacía pensar que aquel ingeniero brillante con preocupaciones ambientales se convertiría en el detective que atrapó a Colón.
Lso historiadores, divididos
Para valorar algo tan especializado como una hipótesis relativa a lo que los archivos pueden decir sobre el origen de Colón debemos acudir a los mejores especialistas. Unánimemente se respira respeto por el enorme trabajo de la investigación de Alfonso Enseñat , así como simpatía y cariño por su empeño investigador. Hay que decir que Antonio Rumeu de Armas apoyó en sus inicios la teoría que comenzaba a tomar forma en los años noventa. Sin embargo, también es justo decir que, pasados veinte años, el respeto que merece Enseña t no se traduce en una aceptación global de sus hipótesis.
Tal vez porque la ciencia es escéptica por naturaleza, y a pesar de que se considera correcto el material inmenso que Enseñat ha transcrito, estudiado y puesto en orden , las conclusiones finales de su hipótesis no son mayoritariamente aceptadas. Unos echan en falta la concordancia de documentos y testimonios conocidos desde antiguo, otros creen arriesgada una certidumbre que no les parece aún incuestionable.
Pero sacar el tema entre los especialistas despierta más que un debate sobre la hipótesis, una pasión por llegar al lugar donde mana la historia de Colón. ¿Y si Enseñat hubiera trazado el mapa para llegar allí? Aunque algunos lo dudan, lo tienen en cuenta para que la ciencia siga avanzando y subrayan el respeto que merece.
