Tribunales

Confundió a su amigo con un jabalí y le asestó un tiro mortal

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Un cazador de Cieza se sentó ayer en el banquillo de los acusados del juzgado de lo Penal nº 3 de Albacete acusado de un delito de homicidio imprudente al causar la muerte de su compañero de batida en una cacería de jabalíes que tuvo lugar hace siete años en una finca de la pedanía de Cancarix, en Hellín.

El procesado, de 69 años de edad, relató a la Sala que era amigo y casi hermano de la víctima, con el que llevaba cazando «toda la vida» y que esa tarde habían acordado los dos que el «aguardo de jabalí» comenzara a eso de las seis, seis y media, y terminara a las doce de la noche. Cada uno se fue a su puesto previamente pactado.

«Yo cacé a 300 metros, en un puesto elevado a la orilla del monte». Los dos habían estipulado, además, una serie de medidas de seguridad, un mismo camino para subir y bajar del puesto al coche, «él por la derecha y yo por la izquierda», y una hora, las 24:00, en que «levantábamos el puesto, recogíamos las pertenencia y salíamos por nuestro camino al coche». Cuando llegó esa hora, «vi un bulto oscuro, ligero, que iba al trote, pensé que era un jabalí que venía de frente, cogí el rifle, miré por el visor y comprobé que tenía forma de jabalí y disparé desde encima del puesto, sin bajar todavía».

Lamentablemente, como así lo expresó en la vista oral, el bulto que, según el procesado, no parecía una persona «era mi amigo y querido Enrique». Se emocionó al recordar los instantes posteriores al disparo: «oí un gemido muy leve, bajé las escaleras para salir del puesto –que está a más de cuatro metros de altura- y corrí con la linterna. Cuando lo ví tendido, me tiré al suelo; eché la mano al cuello buscando la arteria y no encontraba movimiento; pedí auxilio en voz alta, sabiendo que por allí no había nadie, diciéndole a Dios que porqué había pasado eso; me fui corriendo con las pertenencias al vehículo; llamé al 112 varias veces pero no contestaba nadie; entonces recordé que llevaba el teléfono de la guardia civil de Hellín y les dije que llamaran a una ambulancia; regresé con mi amigo porque no podía dejarlo solo».

La acusación particular solicita para el procesado dos años de prisión, retirada de la licencia de armas durante cuatro años y el pago del 50% de la indemnización a la viuda y los cinco hijos del fallecido, pues la otra mitad ya ha sido abonada por la compañía aseguradora. Tanto la fiscalía como la defensa solicitan la libre absolución.

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