punto de fuga

De nazis y separatistas

Nuestros golpistas presumen agravio intolerable que se vincule la doctrina que inspira su praxis cotidiana con la propia de los fascistas y nacional-socialistas en su día. Y sin embargo, se asemejan como gotas de agua

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Un escrito periodístico del presidente Felipe González a cuenta del “prusés” está provocando algún revuelo en el gallinero separatista. De muy antiguo es sabido que nuestros golpistas son almas en extremo delicadas, criaturas de finísima piel. Nadie se extrañe, pues, de que pensadores de la categoría de Carme Forcadell o Joan Tardà, mentes siempre prestas al razonamiento sutil y el juicio matizado, hayan montado en cólera al ver su alegre proceder contra la legalidad asociado a otros propios de la Europa de los años treinta. El problema de nuestros muy irritables separatistas es que les sobra testosterona pero les faltan lecturas. Nuestros golpistas presumen agravio intolerable que se vincule la doctrina que inspira su praxis cotidiana con la propia de los fascistas y nacional-socialistas en su día.

Y sin embargo, se asemejan como gotas de agua. Que ellos aún no lo sepan, es otra cuestión. Y es que, por ignorar, nuestros patriotas de hojalata desconocen quién fue Karl Schmitt, por más señas el jurista de cabecera de un tal Adolfo Hitler.

A fin de cuentas, el hilo argumental con que Artur Mas y su gente tratan de legitimar el afán de ignorar la letra de la Carta Magna se corresponde a la perfección con la doctrina jurídica schmittiana, es decir hitleriana. En tanto que pauta teórica, el decisionismo, que así se llama al pensamiento legal abrazado por los camisas pardas, se fundamenta en la premisa de que el Derecho depende en última instancia de una decisión política. Schmitt postula que “como todo otro orden, el orden legal se funda en una decisión y no en una norma”. Consecuencia lógica, en las situaciones extremas, esto es cuando corra peligro el destino de la nación, la voluntad política se situará por encima de la ley. Ergo, llegado el momento (el momento de dar un golpe de Estado, por ejemplo) el líder providencial se ve liberado de toda atadura normativa. Como, aquí y ahora, el mesías Mas. Igualito.

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