el mentidero

El Donald Trump independentista

El nuevo presidente Òmnium Cultural, Quim Torra, quien sostiene que los españoles son sucios y están locos

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Llevo unos días mirándome al espejo a ver si, a simple vista, se nota que no soy independentista. Lo hago desde que leí el historial tuitero del nuevo presidente Òmnium Cultural, Quim Torra, quien sostiene que los españoles son sucios y están locos. Entiendo que este intelectual se refiere a quienes no comparten su ideología secesionista, dado que, más allá de la nacionalidad que oficialmente se nos atribuye al nacer, hay muchos catalanes que, sentimentalmente, se sienten españoles.

Lo de Torra, alter ego del aspirante a político Donald Trump, trasciende lo étnico y entra en el terreno del «lookism», es decir, en la discriminación por la apariencia. He conocido este término inglés en el excelente libro de Patrícia Soley-Beltran «¡Divinas! Modelos, poder y mentiras», un exhaustivo análisis del mundo de la moda.

«El estándar nos penetra», dice la autora para referirse a las imposiciones estéticas. Inevitable hacer extensiva esa reflexión al mantra soberanista de Junts pel Sí (JpS), lista transversal y unitaria de la que forma parte la entidad dirigida por Torra. Esta candidatura pretende que, a su paso, no vuelva a crecer la hierba «unionista», sea federalista o autonomista. Sea de izquierdas o de derechas. Sea ácrata o conservadora. La libertad de elección del votante «constitucionalista» –PSC, PP y Ciudadanos– es presentado por los gurús del secesionismo como desunión. No hay que sorprenderse por ello. Hace años, varios diarios publicaron un editorial conjunto en favor del Estatuto. Entonces ya se hablaba de «momento histórico». La moda plebiscitaria recupera esa tendencia a la uniformidad, especialmente ahora que surgen nuevos modelos políticos como Ciudadanos o Podemos.

La pluralidad ideológica ha quedado diluida en una candidatura liderada por un exdirigente de Iniciativa per Catalunya, Raül Romeva, seducido por el «business friendly» de Artur Mas. Al cabeza de lista de JpS no le importa ser plato de segunda mesa de Mas, tras los abrazos rotos que el presidente de la Generalitat protagonizó con David Fernández, líder de la CUP, quien ha rechazado sumarse a ese batiburrillo secesionista sin programa electoral. Solo se sabe que, en caso de victoria electoral el 27 de septiembre, se abriría un período de 18 meses de construcción nacional hasta lograr la independencia. Pero ¿qué tipo de fiscalidad aplicará este gobierno de transición? ¿Se seguirá privatizando la sanidad catalana? ¿Habrá más subvenciones a los colegios de elite? ¿Qué sistema policial se implantará? Y, sobre todo, ¿se pondrán de acuerdo Romeva, Mas y su compañero de candidatura, Oriol Junqueras (ERC) sobre la gestión del día a día? De momento discrepan sobre algo tan esencial como quién será investido presidente. Está claro que la prioridad ahora es que los votantes se sometan al dictado de la moda independentista. Prohibido salirse de los cánones establecidos. Aquí no hay debate ideológico que valga. Olo tomas o lo dejas. Y si no estás de acuerdo con esas directrices, eres un «outsider». Un español. Sucio y loco.

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