el mentidero

Artur Mas tampoco es un macho alfa

Mucho antes de que se le quebrara la voz a Junqueras, al presidente de CiU se le saltaron las lágrimas en un mitin al recordar el apoyo de su esposa

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Que dice Pablo Iglesias que no es un macho alfa. Ni falta que nos hace. Podemos vivir sin ello. Pero tampoco necesitamos los besos blandos que Artur Mas repartió en la cena del Premio Planeta. Me cuenta una amiga invitada a la gala que, de forma sorpresiva, se vió castamente achuchada por el presidente catalán. Ella cree que el líder de CiU necesita demostrar que no está tan solo, que tiene amigos, que no es un traidor, que lo de la consulta «light» era un deber con la patria, que la Historia sabrá apreciar el gesto, que.... A falta de familia andaluza que se preste a compartir «reality show», como fue el caso de Oriol Junqueras, el líder de CiU utilizó el evento cultural más castellano para demostrar que tiene don de gentes, que puede compartir mantel con el Estado «adversario» -encarnado en este caso por la ministra de Fomento Ana Pastor- y entregar un premio a un autor mexicano que escribe sobre corrupción.

¡Glups!

Y eso me lleva a hablar de Oriol Pujol, pendiente de juicio por la trama de las ITV, a quien también se le ha visto solo, muy solo, almorzando en el restaurante «Meatpacking» de la calle Aribau. Resulta que este local está situado a solo una manzana del domicilio de Artur Mas. Digo yo que podían haber comido juntos. Claro que si el presidente catalán tiene tantos actos oficiales que cubrir y el exsecretario general de Convergència, prácticamente ninguno, poco tendrán que decirse. Pero, para silencios incómodos, los que se producen entre los clientes de un gimnasio de la zona cuando coinciden con el «president» en la sala de máquinas. Saludarle puede ser interpretado como una invasión de la intimidad. No hacerlo es regodearse en su soledad, aunque el dirigente convergente tiene sus trucos para disimularla.

Atención a la imagen de portada de un diario catalán, en la que el «president» sostiene en la mano otra foto en la que aparece él mismo rodeado de los 900 alcaldes que apoyan su «proceso». El escenario es el mismo, la Galería Gótica del Palau de la Generalitat, pero en una imagen aparece llena y en la otra, vacía. La metáfora es evidente. La semejanza con los títulos de crédito de la serie «Modern Family», también.

Queda claro, pues, que Mas tampoco es un macho alfa. Mucho antes de que se le quebrara la voz a Junqueras -¿qué pasaría si un «constitucionalista» hiciera pucheros mientras defiende la unidad de España?-, al presidente de CiU se le saltaron las lágrimas en un mitin al recordar el apoyo de su esposa, Helena Rakosnik, quien subió al escenario y le besó. A fin de cuentas, va a resultar que no está tan solo.

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