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Ingenieros entre Cádiz y La Habana

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A finales del XVII y principios del XVIII los puertos de la Bahía de Cádiz suplen al de Sevilla como cabeza de puente del tráfico con ultramar, pues la barra del Guadalquivir se aterra y las flotas de galeones encuentran acá mejor acomodo. Esto ocurre precisamente durante un periodo en el cual, por un lado la Corona va a modernizarse, y por otro las burguesías mestizas de las colonias americanas se consolidan forjando una nueva red portuaria. En 1717 se inaugura en Cádiz la Academia de Guardias Marinas, centro de formación de los futuros oficiales de la Armada. Poco antes, en 1711 Felipe V había constituido el Cuerpo de Ingenieros Militares que se convertiría en la corporación técnica más importante de la Monarquía, sobre todo después de su regulación en el marco de la modernización del Ejército operada por Carlos III y que desafortunadamente quiebra tras la llamada 'guerra de independencia' que a mi juicio fue más bien una guerra civil pues hubo españoles tanto en el bando fernandino como entre los bonapartistas y buena parte de la oficialidad mejor preparada perteneció al grupo de los 'afrancesados'. Pero eso ocurriría más tarde, en tiempos de la Ilustración la localización en Cádiz del flujo con América permite que los ingenieros que iban a trabajar en las fortificaciones costeras hagan su aprendizaje en una ciudad donde se podía conocer cabalmente el desafío de construir sobre las aguas.

En Cádiz trabajan hombres de la pericia de Joseph Barnola, ingeniero jefe de la plaza, que proyecta el Baluarte de Puerta Tierra y la Ciudad de San Carlos, cuyo Plano de la Bahía en 1743 es un prodigio de precisión y belleza sólo equiparable a los de los cartógrafos alemanes del XIX y XX.

Silvestre Abarca proyecta el Pabellón de Ingenieros, hoy Centro de Arte Reina Sofía, que desde 1760 alberga a los científicos del Cuerpo quienes, como Juan Caballero, Alfonso Ximénez, Luis Huet y Antonio Hurtado, levantarían las fortificaciones de La Habana, Cartagena de Indias, San Juan de Puerto Rico y otras tantas ciudades americanas las cuales conservan ciertas semejanzas con la nuestra que hace casi trescientos años desparramó sus invariantes de fortaleza marina más allá de los mares.