Economia

Dónde invertir si se hace realidad el escenario deflacionista en España

La deuda saldría ganando, pero sólo la de los emisores más seguros, mientras que la Bolsa llevaría las de perder, pero no todos los valores

MADRID. Actualizado: Guardar
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Ya tienen que estar mal las cosas para que el Banco Central Europeo haya bajado los tipos. Pero lo ha hecho. Los expertos atribuyen la medida a la anémica evolución de los precios. En la zona euro suben a un ritmo del 0,7% interanual. En España ya están en negativo: en octubre cayeron un 0,1%. Y es lo que le hace afirmar a Jordi Padilla, de Popular Gestión Privada, que el Viejo Continente está inmerso en un proceso deflacionista. Lo mismo dice Alberto Matellán, de Inverseguros, que añade que quienes hablan de «desinflación» sólo usan un eufemismo para evitar la otra palabra que da mucho más miedo.

El presidente del BCE, Mario Draghi, negó que la zona euro vaya a entrar en ese proceso caracterizado por una bajada de los precios prolongada en el tiempo, pero la sospecha ha quedado, dada la amplia batería de medidas que puso sobre la mesa con más convicción que otras veces. Con la bajada de tipos puede no haber acabado el combate contra una subida de los precios en exceso moderada, aunque a juicio de José Luis Martínez, de Citi, o de Antonio Zamora, de Interdin, no llegará a ser deflación. Por si acaso, hemos preguntado a los expertos.

Deuda. «La deflación aumenta el valor real de la deuda, de manera que, en este sentido, puede ser recomendable invertir en bonos, siempre que no sea probable la quiebra del emisor, algo que puede ocurrir más fácilmente en una economía en deflación», comenta Antonio Zamora. El atractivo de la deuda aumenta porque una manera de luchar contra la deflación es poniendo en marcha una política monetaria más expansiva, bajando los tipos de interés. Por eso, Padilla coincide en que el activo más interesante es la renta fija, pero teniendo en cuenta que el recorrido a la baja de los tipos oficiales es pequeño y, por tanto, lo mismo sucede con el precio de la deuda. Pero, como se aleja en el tiempo la expectativa de endurecimiento monetario, puede seguir siendo una inversión segura durante más tiempo.

Hay que extremar el cuidado en la selección de emisores. En este sentido, el analista financiero Juan Ignacio Crespo comenta que, en un escenario deflacionista, la deuda de las empresas más apalancadas podría sufrir un gran castigo. Éstas verían cómo sus márgenes sufren al tener que vender sus productos a precios más bajos, además sus activos disminuirían de valor, y todo ello les haría más difícil devolver lo que deben. Si el inversor encuentra buenos emisores, tanto públicos como privados, Matellán aconseja largos plazos: son más sensibles a los tipos.

Bolsa. La deflación, como explica Campuzano, deteriora la perspectiva de resultados de las empresas. De hecho, según su opinión, es el peor de los escenarios posibles para las Bolsas. Zamora añade que si bien la renta variable en general se ve perjudicada en deflación por la baja demanda, también puede haber sectores favorecidos por esa situación. En concreto, los menos endeudados y los que tengan un mayor componente exportador. De hecho, estos últimos se beneficiarían de la ganancia de competitividad propiciada por el proceso deflacionista. Apostar por compañías exportadoras sería una manera de invertir en el exterior. Pero Maté dice que si España entra en deflación, lo más indicado sería invertir en activos internacionales.

Como dice Padilla, las empresas a evitar serían las más expuestas al mercado doméstico. Y, como recuerda Crespo, las más endeudadas: además de sus bonos, sufrirían sus acciones. A cambio, hay otro perfil de valores que podrían verse favorecidos: los acreedores, sobre todos los de los actores económicos más solventes.

Si Maté recomienda diversificar geográficamente, Carlos González, del IEB, lo aconseja por activos: «Me decanto por una mezcla entre bonos corporativos vía fondos y Bolsa en sectores básicos con altos dividendos». Respecto a la Bolsa, este experto comenta que, en el caso de que las economías caigan en deflación, los bancos centrales harían tales esfuerzos que funcionarían de soporte a la renta variable, al igual que la falta de alternativas rentables de inversión.

Al invertir fuera, hay que tener en cuenta que, como dice Crespo, en un proceso deflacionista en Europa, el euro tendería a apreciarse si no se toman medidas muy expansivas.

Inmobiliario. Sin duda, la caída del IPC provoca que la rentabilidad por el alquiler, bastante pequeña en España, sea más atractiva. Lo malo es que si la casa se ha financiado a crédito, la deuda, como recuerda Matellán, aumentará en términos relativos sobre el valor del activo, que, como dice Maté, no podría abstraerse de la generalizada caída de precios. Puede ser interesante aprovechar las caídas para comprar, pero el experto de Inverseguros recuerda que lo que verdaderamente sale favorecido de esta situación es el dinero: con el transcurso de los días, va ganando poder de compra. Una cuenta corriente, pues, no es una mala idea.

Materias primas. Hablamos de dinero en metálico y nos viene a la cabeza el oro y otras materias primas. Como señala Padilla, el oro no es un refugio, sólo es un activo descorrelacionado que se comporta especialmente bien cuando se pone en cuestión la solvencia de los principales actores económicos: si la deflación no acarreara problemas financieros, el oro no subiría. Zamora discrepa: cuando los tipos nominales a corto plazo están cerca de cero, lo normal en momentos de deflación, el oro sí sería un refugio. Según González, el resto de materias primas tendería a caer.