Tribuna

El Gran Hermano

SECRETARIO PROVINCIAL DEL PA EN CÁDIZ Actualizado: Guardar
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Andalucía, como colectivo humano, ha tenido que soportar un trato injusto desde la centralidad del Estado debido a su situación económica de periferia subdesarrollada; incluso ahora, que gozamos de cierto bienestar relativo, a pesar de la depresión económica en la que nos encontramos, hay ciertos estigmas, ciertos tabúes de nuestro pasado que siguen soportando la insoportable losa de la mentira y la tergiversación. Echemos un vistazo atrás en el tiempo para citar someramente algunas pinceladas que podrían indicarnos la realidad de este comentario. Hagamos un ejercicio de «revisitación» de nuestro pasado.

Cualquier pueblo estaría orgulloso de pertenecer a una cultura milenaria, los andaluces con más razón. Ni siquiera nos hace falta remontarnos a la mítica Tartesos, nos basta con referirnos a la Turdetania, cuyos orígenes se remontan al año VI a.C., mencionados y documentados por Estrabón, Plinio el Viejo y Polibio. Un pueblo estructurado social y políticamente, con más de doscientas ciudades y con un nivel cultural altísimo para su época. Estamos hablando, con casi total certeza, de la primera civilización de Occidente.

Por esta razón, la zona llamada ahora Andalucía recibió las aportaciones de los fenicios, griegos, cartagineses y finalmente de Roma. La Bética fue la más romanizada de sus provincias, precisamente por tener ya un nivel económico y cultural adecuado para absorber las aportaciones de este pueblo. Adriano y Trajano fueron emperadores nacidos en la Bética, concretamente en Itálica (Santiponce-Sevilla). ¿Podríamos decir. emperadores andaluces?

Sobre la supuesta invasión árabe os invito a leer la obra de González Ferrín, catedrático de la U.S., que aporta un punto de vista diferente en este asunto, poniendo en duda el carácter violento de dicha invasión, e incluso el propio término. Lo que ya no soporta más análisis simplistas es la supuesta «reconquista» que dura siete siglos; en Las Navas de Tolosa (1212) no se enfrentaron españoles contra «moros» sino un ejército formado por la coalición de tropas de los reinos de Castilla, Navarra y Aragón contra otro ejercito compuesto por almohades y andalusíes. Creo que no hace falta decir mucho sobre el brillo de la civilización de Al Ándalus, me basta con repetir las palabras de A. Steiger: «Durante la Edad Media, España ha vivido sometida a la influencia hegemónica de Andalucía», citado por el historiador Cuenca Toribio (nada proclive a veleidades, y menos andalucistas) en su 'Historia General de Andalucía'. Y por qué no hablamos claramente de Abderramán III (s. X) como un rey andaluz con Corte en Córdoba y con proyección internacional; y en esta línea podríamos decir que Abén Aboo, nombrado monarca en 1569 en las Alpujarras y primo de Abén Humeya, fue el último rey andaluz.

Pero sigamos redescubriendo la Historia. El 21 de julio de 1808 el general Castaños vence a las tropas napoleónicas del general Dupont en la célebre batalla de Bailén, lo hizo con un ejército reclutado y formado por la Juntas de Sevilla y Granada; más de la mitad de sus miembros eran voluntarios andaluces y el resto tropas acantonadas en el Campo de Gibraltar y Granada ¿Victoria española o andaluza?

Repasemos una gran mentira más. Pareciera que el subdesarrollo andaluz fuera algo endémico, eterno., absolutamente incierto, no ya por nuestro pasado remoto, ya nombrado, sino porque aún a mediados del siglo XIX Andalucía era considerada la región más pujante en el plano industrial (incipiente), después de Cataluña. Fue en el último tercio de ese siglo cuando se fraguó el posterior subdesarrollo de nuestra tierra, en la llamada «crisis económica finisecular». Se hunde la industria: siderurgia, textil. debido a la competencia catalana y vasca y a la falta de capital inversor; se estanca el comercio tanto exterior, declive definitivo del puerto gaditano, como interior, entre otras cosas por un sistema de comunicaciones desastroso; la agricultura se arcaíza por culpa de los latifundios desaprovechados y del minifundio de supervivencia; la minería es esquilmada por capital foráneo. En definitiva, se pasa del «capitalismo regional al capitalismo dependiente» (Morilla Critz).

Andalucía pierde todos los trenes anclándose en la pobreza y en la marginación por culpa de unas clases dirigentes avariciosas e ineptas y de una dependencia del Estado centralista que nos había adjudicado el papel de colonia interior, exportadora de mano de obra barata y de recursos naturales a bajo coste sin que los beneficios revirtieran en nuestro desarrollo.

Estos datos son, en algunos casos, simples anécdotas, ejemplos de cómo la historiografía se puede leer desde un prisma diferente. Hay miles de datos y hechos que podríamos citar. Otra lectura de la Historia de nuestra tierra es posible, hay otros autores que analizan nuestro pasado desde otro prisma; Juan Antonio Lacomba, José Acosta, J.M. Bernal, Isidoro Moreno, Antonio Manuel, Manuel Ruiz Lagos, Manuel Ruiz, Pedro Ruiz-Berdejo, el citado González Ferrín y muchos más nos enseñan que nuestro pasado se puede mirar con pupilas blanquiverdes. Os invito a descubrirlos, a descubrir una realidad diferente.

Tenemos una historia rica y profunda, otros pueblos del Estado con mucho menos presumen mucho más. No nos dejemos arrebatar nuestra Historia, no nos dejemos arrebatar nuestro orgullo, no siempre fue así, José Cadalso (1741- 1782) dijo en sus célebres Cartas Marruecas: «Los andaluces nacidos y criados en un país abundante, delicioso y ardiente, tienen fama de ser algo arrogantes». No nos vendría mal, sobre todo en estos tiempos, un poco de esa arrogancia.