Y lo celebran

¡Encima lo celebran y todo! Esto es lo que me dijo una sencilla mujer de pueblo allá por el año 1983 cuando yo, con mi recién aprobada oposición de auxiliar administrativo, le informaba literalmente de lo que ponía la carta que había recibido del Ayuntamiento: «La Comisión Permanente, en sesión celebrada el día..., acordó denegarle la licencia de obras». Enseguida caí en mi error de comunicación. Me costó hacer ver a la buena mujer que los 'políticos' que acordaron en una reunión denegarle el permiso de obras no habían festejado nada. Hoy, sin embargo, los banquetes están a la orden del día. Según el CIS, todos los políticos suspenden en valoración. Todo depende de la vara con que se mida. Si la nota en corrupción, que hoy es muy alta, contase, a lo mejor se salvaban del suspenso haciendo la media. Pero, al igual que la nota de religión, la de corrupción no cuenta en el expediente. Mientras tanto, el país y sus instituciones caen en la ruina. En todos sus tipos: la técnica, la económica, la urbanística y la inminente. Hay un agotamiento generalizado de los elementos estructurales o fundamentales de la nación; el coste de conservación es superior al 50% del valor actual de las instituciones; el país está en el régimen especial de fuera de ordenación; la situación actual presenta tal peligro para las personas que es preciso actuar con urgencia aplicando medidas de desalojo de políticos, apuntalamiento... Pero aquí al único que se desaloja es al Papa. Esto no se sostiene en pie. Decía Confucio que «no son las malas hierbas las que ahogan la buena semilla, sino la negligencia del campesino».