Obama saluda a un grupo de simpatizantes tras concluir ayer su discurso en Nevada para impulsar la reforma migratoria. :: JASON REED / REUTERS
MUNDO

Obama se compromete por los inmigrantes

El presidente presentará su propia reforma si la ley se atasca en el Congreso por falta de acuerdo

NUEVA YORK. Actualizado: Guardar
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«Ha llegado la hora de hacer una reforma migratoria integral de sentido común», anunció ayer Barack Obama desde Las Vegas. El presidente se ha propuesto cumplir este año la promesa de la campaña electoral, que arrastra desde 2008. Los hispanos se la recordaron cuando les pidió el voto para su reelección y, tras advertirle que no se la perdonarían dos veces, decidieron darle un voto de confianza tan abrumador que ha vencido la resistencia de los republicanos. «La buena noticia es que por primera vez en muchos años republicanos y demócratas están listos para abordar juntos este tema», dijo ayer el presidente.

Se le habían adelantado la víspera ocho senadores de ambos partidos, que presentaron un plan «muy en línea» con lo que propuso él mismo durante la campaña, dijo complacido. «Parece que hay un deseo auténtico de que se haga pronto, lo cual es muy alentador, pero esta vez tiene que seguirle la acción», advirtió. «No podemos permitir que la reforma migratoria se enrede en un debate interminable».

Obama, que parece haber aprendido de la reforma sanitaria, advirtió de que por muy alentadoras que sean las señales «os prometo que cuanto más nos acerquemos, más encendido será el debate. Inmigración es un tema que siempre inflama pasiones». Para asegurarse de que los legisladores resultan tan expeditos y resolutivos como hoy aparentan, les ha amenazado con enviarles sin más negociación una propuesta de ley de acuerdo a sus ideas y exigirles que la voten de inmediato en un sentido u en otro.

Fuentes de la Casa Blanca dijeron a varios periódicos estadounidenses que ya tenía preparada esa propuesta para anunciarla ayer, pero ante el plan propuesto el lunes por los senadores decidió cambiar el discurso y reservarse esa bala para el caso de que no prosperen las negociaciones. Otro grupo de diputados negocia de forma secreta su propia versión en la Cámara baja para anticiparse incluso al Senado. Su ambicioso objetivo sería incluso presentarla como proyecto de Ley antes de que el mandatario pronuncie su discurso sobre el Estado de la Unión el próximo día 12. Después de décadas de inactividad, todos tienen prisa en ser los primeros.

El trofeo hay que medirlo en votos. Obama ganó en noviembre la reelección con el 71% del voto hispano, mientras que su rival, Mitt Romney, perdía con el menor porcentaje de votos hispanos en mucho tiempo. El republicano consolidaba así la tendencia a la baja que ya experimentó John McCain durante su intento presidencial, el hombre que ahora impulsa la reforma migratoria en el Senado, y que no duda en ponerle nombre a su interés. «Es una cuestión electoral, estamos perdiendo los votos hispanos», ha dicho.

Los estrategas calculan que el Partido Republicano necesita al menos un 40% de esos votos para ganar la Casa Blanca. El último que lo consiguió fue George W. Bush, que explotó su procedencia de un estado fronterizo, les habló en español e impulsó el intento más sólido de reforma migratoria que se hubiera dado desde Reagan. De eso han aprendido otros republicanos que aspiran a seguir sus pasos, como el cubanoamericano Marco Rubio, que se ha sumado al grupo de senadores liderado por McCain y ya había propuesto un plan para legalizar a los jóvenes que llegaron a EEUU de pequeños de la mano de sus padres.

Para el resto de los estadounidenses a los que no les estimulan los resultados electorales, Obama afirmó que la reforma es necesaria para consolidar la recuperación económica. Su plan empieza por sacar de la sombra a 11 millones de inmigrantes que ya están en EEUU forzándoles a pagar impuestos, además de implementar un sistema de verificación que obligue a todas las empresas «a jugar con las mismas reglas», castigándoles si emplean a trabajadores indocumentados.

«La reforma migratoria no se trata solo de los que vienen ilegalmente y tienen un impacto económico, sino de los que intentan venir legalmente y lo pasan mal para conseguirlo, lo que también tiene un impacto en nuestra economía», explicó. Según sus datos, los inmigrantes crean una de cada cuatro compañías 'start-up' de alta tecnología. Obama concibe el futuro de EE UU como una nación que retenga «las mejores y más brillantes mentes» que se sientan ahora en las aulas del mundo, los «Einsteins y los Carnegies», recordó. «Solo así nos aseguraremos de que este siglo sea como el anterior: un siglo liderado por un EE UU que dé la bienvenida a todo el que esté dispuesto a trabajar duro y a jurar lealtad a nuestra bandera», soñó, con una advertencia: «Recordad que la mayoría de nosotros solíamos ser ellos, porque a menos que seas un indio americano viniste de algún otro sitio».