Nicolás Maduro abraza al presidente de la Asamblea Nacional, Diosdado Cabello, en un acto en Caracas. :: LEO RAMIREZ / AFP
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El Gobierno chavista defiende su legitimidad

El oficialismo dice que ya hay un presidente y un gabinete en funciones «que trabaja por el país»

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A dos días de la fecha clave del 10 de enero, el vicepresidente Nicolás Maduro afirmó ayer durante un acto de inicio del ciclo escolar haber recibido un mensaje del presidente Hugo Chávez en el que «nos ha dicho que iniciemos con fuerza y alegría el año escolar y que este año debe ser el mejor de todos los que hemos tenido». La alusión del también ministro de Exteriores buscaría destacar la mejoría del mandatario y desmontar la polémica con la oposición, la Conferencia Episcopal de Venezuela (CEV) y algunos juristas respecto a la inconstitucionalidad de posponer la toma de posesión 'sine die'.

Maduro sostuvo que «si hay algún hecho sobrevenido puede el Tribunal Supremo de Justicia fijar nueva fecha y juramentar al presidente». Pero resaltó que «la gran ventaja» es que existe «un presidente y un gobierno en funciones que va a seguir trabajando por el país». También atizó la «ignorancia y maldad» de «esta derecha que pretende convertirse en un tribunal supremo mediático» y sus opiniones sobre la constitucionalidad de la fecha del 10 de enero «absolutamente tergiversadas, improvisadas».

En la nueva guerra de declaraciones entró la procuradora general de la República, Cilia Flores, para aclarar que el jueves será «un día normal» y que «el presidente Chávez es un presidente reelecto, no es un candidato electo, y allí hay una gran diferencia para poder entender e interpretar» la Constitución ya que, en su opinión, se produce una continuidad del Ejecutivo. De forma muy diferente se pronunció la CEV. El presidente de los obispos católicos, Diego Padrón, arzobispo de Cumaná, expresó ayer que «está en grave riesgo la estabilidad política y social de la nación, este es un momento difícil e incierto con rasgos que dibujan una compleja situación que pudiera conducir al país a una encrucijada peligrosa». Los prelados llamaron a no manipular la Constitución ante la situación inusual presentada por la enfermedad de Chávez.

El líder bolivariano anunció en junio de 2011 que padecía un tumor ulcerado en la zona pélvica y que debía ser operado en Cuba. Después de varias sesiones de quimioterapia y radioterapia extendidas durante 18 meses, el mal volvió a aparecer. Chávez admitió el riesgo que correría en su cuarta intervención en un emotivo mensaje de despedida. Además, hizo lo que no había hecho nunca: nombrar sucesor. Eligió a Maduro y pidió que lo votaran si hacía falta convocar elecciones. Al hacerlo, estaba reconociendo la posibilidad de no poder asumir formalmente el poder o, en el mejor de los casos, de no poder terminar los primeros cuatro de los seis años del mandato. Desde entonces, poco ha trascendido de la evolución de su cirugía. Solo que ha habido complicaciones. Lo último fue que sufría una insuficiencia respiratoria severa y su estado de salud era delicado.

Concentración en Caracas

Con esos precedentes, aumenta la polémica sobre la interpretación dada a la Carta Magna. Maduro y el presidente de la Asamblea Nacional, Diosdado Cabello, insisten en la unidad del movimiento y en que Chávez es el presidente y está en «ejercicio». Según la oposición, ambos mantienen una guerra oculta por el poder dentro del chavismo, pero ellos atribuyen esa tesis a medios internacionales de derecha que buscan desestabilizar la nación petrolera.

Cabello convocó ayer mismo a «una gran concentración» en Caracas el jueves, coincidiendo con la fecha prevista para la toma de posesión de Hugo Chávez, a la que, según dijo, acudirán varios líderes de «países amigos» en apoyo al mandatario. Interrogado por si Chávez estará presente, Cabello respondió: «nosotros no descartamos absolutamente nada».