«Me encuentro divinamente»

El Rey hizo ayer un paréntesis en la convalecencia a la que le ha obligado la implantación hace 43 días de una prótesis en su cadera izquierda para presidir una Pascua Militar exprés, quizás la más breve de la historia, diseñada a la medida de sus todavía evidentes limitaciones físicas, que le hacen caminar con dificultad y con la ayuda de dos muletas.

El jefe del Estado quitó hierro a sus problemas de salud y contestó sonriente a las preguntas de los periodistas con un optimista «me encuentro estupendamente», con el que posiblemente quiso dar a entender que trabaja -«con ganas de mejorar»- para retomar una agenda pública regular lo antes que le sea posible.

No obstante, su presencia en la celebración anual con los altos mandos militares en el Palacio Real es el primer acto fuera de la Zarzuela en el participa desde la clausura hace 50 días en Cádiz de la Cumbre Iberoamericana, donde no logró ocultar los gestos de dolor que le ocasionaba la artrosis de la cadera que el 23 de noviembre le llevó al quirófano y donde, de hecho, anunció que se disponía a pasar por «el taller».

Don Juan Carlos, tras su alta hospitalaria el 2 de diciembre, ha compatibilizado la rehabilitación diaria con el mantenimiento de los despachos semanales con el presidente del Gobierno y algunas recepciones privadas en la Zarzuela y ha minimizado su falta de agenda exterior con las apariciones televisivas en el mensaje de Nochebuena y la entrevista con motivo de su 75 cumpleaños, ambas grabadas en su residencia oficial.

Sin agenda

El propio monarca reconoció que aún no ha concluido su convalecencia cuando confesó al término del discurso institucional que «el médico me ha dicho que tenga cuidado, que voy muy deprisa». La agenda de la Casa Real, ocupada casi en su totalidad por los Príncipes de Asturias, no prevé ningún acto público más de don Juan Carlos en la primera quincena del mes y su próxima salida oficial de la Zarzuela será también, posiblemente, al Palacio Real, donde a finales de enero está prevista la recepción al cuerpo diplomático desplazado en España. Los esfuerzos de recuperación del Rey están centrados en retomar en breve el papel en el que más brilla, como primer embajador de España, con un viaje a Marruecos, al que deberían sucederle a lo largo del año otros a destinos estratégicos como Estados Unidos o China.

Mientras tanto, el formato de la Pascua Militar se simplificó al máximo para permitir la presencia del jefe del Estado, hasta el punto de que el acto tenía una duración prevista de 55 minutos según el programa y se quedó en 27. Los Reyes llegaron en automóvil hasta el interior del Palacio, se suprimió la revista a pie de la tropa, don Juan Carlos subió en ascensor a la Saleta Gasparini para un besamanos que se redujo a una decena altos jefes de las Fuerzas Armadas, el monarca siguió sentado el discurso del ministro de Defensa y, a última hora, se suspendió la imposición física de condecoraciones a 19 militares.