Sociedad

Atapuerca, tal como era, puede visitarse en el Museo de la Evolución Humana

MADRID. Actualizado: Guardar
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¿Cómo era la Sierra de Atapuerca hace un millón de años? ¿Qué vegetación tenía? ¿Cómo era su orografía? Y, sobre todo, ¿cómo se desenvolvían en ese medio los ancestros del hombre moderno? Todo esto es posible conocerlo ya en el Museo de la Evolución Humana, en Burgos, que cuenta ya con un recurso de realidad aumentada que interactúa con el visitante.

Este sistema, realizado por el Instituto Tecnológico de Castilla y León con la colaboración de la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología, da vida a los distintos paisajes de la Sierra de Atapuerca a lo largo de la prehistoria. De esta manera, el visitante puede asistir a la evolución de las especies desde hace un millón de años, ya que se recrea la vida del homo antecessor, el homo heidelbergensis, el homo neandertal y el homo sapiens, así como de toda la fauna de la zona.

Desde un punto fijo instalado en la planta segunda del Museo se pueden contemplar cómo los cuatro paisajes interiores cobran vida con diferentes homínidos y animales, según explican fuente del museo. Todo este trabajo ha sido realizado de acuerdo con la documentación encontrada en la Sierra de Atapuerca. Para ello, se realizaron modelos 3D de cada uno de los personajes. Posteriormente, se hizo la animación de las escenas.

Viaje en el tiempo

El resultado 'traslada' al visitante a la sierra en el Pleistoceno Inferior, hace 850.000 años. En el montaje se ve al homo antecessor consumiendo el cadáver de otro individuo. Esta conducta ha sido documentada en el nivel TD6 de la gran Dolina, donde encontraron muestras de canibalismo.

La segunda escena lleva al Pleistoceno Medio, hace 600.000 años. En la misma se ve como un jaguar caza un gamo, a unas hienas que están rondan los despojos de un animal y a un macaco saltando entre las ramas. El protagonista de esta parte del montaje es el homo heidelbergensis, que aparece recolectando frutos en el bosque.

El siguiente salto en el tiempo 'transporta' al visitante 350.000 años atrás. Allí, un homo heidelbergensis se prepara para cazar un animal. Una vez cobrada la pieza, sorprende al espectador arrojándole su lanza de madera. Le acompañan en la escena un oso y un león.

La última de las escenas se corresponde con la vida en la tierra hace 50.000 años y se centra en un grupo de neandertales situados en un paisaje nevado haciendo fuego y curtiendo pieles.