La secretaria de Estado de Educación, Montserrat Gomendio. :: ALBERTO FERRERAS
Sociedad

«No es verdad que escuchemos más a la Iglesia que a otros colectivos»

«Propusimos a la Generalitat flexibilizar el modo de aplicar el uso del castellano como lengua vehicular» Montserrat Gomendio Secretaria de Estado de Educación

MADRID. Actualizado: Guardar
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Las mesas rebosantes de papeles del amplio despacho de la secretaria de Estado de Educación, Montserrat Gomendio (Madrid, 1960), dan una idea del ajetreo que ha vivido su Ministerio en las últimas semanas con motivo de las negociaciones para la reforma educativa. Una normativa que ha levantado ampollas en Cataluña y el rechazo de la oposición que imposibilita el deseado acuerdo en Educación.

-¿Era necesario proteger el castellano en Cataluña?

-La principal confusión es que nosotros no hemos modificado nada. Solo hemos recogido la jurisprudencia de sentencias del Tribunal Constitucional y del Supremo. En ellas se reconoce el sistema de inmersión lingüística como aceptable, pero se insiste en que las familias que quieran para sus hijos el castellano como lengua vehicular tienen que tener una posibilidad de hacerlo. Existe un problema en Cataluña, donde ese derecho en la práctica no se produce. Esta es una situación totalmente excepcional. Hay otras comunidades con lenguas cooficial que han encontrado una variedad de soluciones a este problema.

-El ministro Wert habló de una «oferta generosa» que la Generalitat no aceptó.

-Nos reunimos con la consejera de Cataluña. Fue un encuentro largo, pero sin acercamientos. Continuamos hablando y le hice una propuesta en la que, sin renunciar al derecho a usar el castellano como lengua vehicular, proponíamos algo más flexible respecto a la forma en que ellos podían llevarlo a la práctica.

-¿Cuál era esa flexibilización?

-Que ellos tenían la competencia de elegir el modelo más adecuado para ofertar el castellano como lengua vehicular. Y no necesariamente tenía que ser un modelo de líneas de castellano, como el del País Vasco, sino un modelo más integrador, trilingüe o plurilingüe. Además, aclaro que nosotros no queríamos decir que hubiese un modelo de inmersión lingüística que discriminara positivamente a favor del castellano. Eso era su decisión.

-El Gobierno aprobó un recorte adicional de 3.000 millones este año en educación. ¿Descarta algo similar para 2013?

-El Gobierno no hizo un recorte de 3.000 millones de euros. El Gobierno desarrolló un real decreto de Medidas de Racionalización de Gasto en las comunidades autónoma que flexibiliza la legislación. De esta forma cada comunidad puede tomar la decisión que considere pertinente dentro de los límites que le definen los objetivos de consolidación fiscal. Esas medidas permiten elevar en un 20% los ratios de alumnos en las aulas -todavía estamos muy por debajo de la media de la OCDE- o aumentar las tasas universitarias.

-¿Descarta entonces que las comunidades repitan estas iniciativas en 2013?

-Con ese decreto las comunidades que implementaron alguna de las medidas decidirán el año que viene si necesitan continuar haciéndolo o si ya han superado la situación económica y no lo necesitan.

-¿Y no cree que tomar estas medidas repercute en una menor calidad de la educación?

-Honestamente, no lo creo. Aquí también se ha distorsionado mucho la realidad. Lo cierto es que la inversión en educación se ha duplicado en la última década de 27.000 millones a 53.000 millones de euros. Pero ha sido una inversión muy ineficiente. En ese periodo los resultados de nuestros estudiantes en las comparativas internacionales han empeorado.

-Con la retirada de Educación para la Ciudadanía y la alternativa de Religión, ¿es la Iglesia una de las beneficiadas de la reforma?

-Habrá muchos beneficiados de esta reforma, no solamente la Iglesia. Los principales, los alumnos españoles, que pueden tener una educación de calidad. La Iglesia hizo una propuesta y hemos aceptado algunos de los puntos de esa propuesta, pero no todos. La Religión no tenía una asignatura espejo. Y además, quienes no la elegían no podían optar a asignaturas de refuerzos. Por tanto, era una hora que, para muchos, se había quedado vacía, una hora del calendario escolar que no se utilizaba para nada. Entendíamos que eso no estaba bien. Pero ha habido otras propuestas de la Iglesia que no hemos aceptado porque no nos parecían razonables.

-¿Qué propuestas rechazaron?

-No voy a decir qué propuestas no hemos aceptado, como tampoco lo haré de las que tampoco hemos aceptado de otros colectivos.

-¿Entonces el Gobierno no ha escuchado más a la Iglesia que a otros colectivos?

-En absoluto. Ha escuchado a la Iglesia como a todos los colectivos que han querido hablar con nosotros. En seis meses hemos recibido a todos los colectivos que han querido hacer propuestas. Si hablo por mí, solo una de mis reuniones de los últimos diez meses ha sido con representantes de la Conferencia Episcopal. Por tanto, que escuchemos más a la Iglesia que a otros no es verdad.

-¿Adelantar los itinerarios para elegir una FP es una segregación?

-Descalificar a toda la FP llamándola segregación es no creer en la FP. La segregación parte de una idea ya anticuada según la cual todos los estudiantes deben seguir una formación académica hasta la universidad. Y que esa es la única vía directa digna para encontrar un empleo de alta cualificación. Se ha demostrado que esto no es así. En España los alumnos de FP de grado superior tienen más empleabilidad que los alumnos que van a la universidad.

-¿Van a incluir pruebas de inglés homologables al nivel europeo?

-Nos parece bien que los niveles de exigencia en las evaluaciones sean comparables a los de Europa.