CÁDIZ

Tercera condena de cárcel para un capo de la droga de Barbate

Ramón Junquera, que tiene antecedentes por narcotráfico desde los 18 años, suma otros siete años y nueve meses por liderar cuatro alijos en 2009 y 2010

CÁDIZ. Actualizado: Guardar
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El perfil de Ramón Junquera Figueroa, alias 'Popeye', encaja con el de otros narcotraficantes de peso de la provincia, que no han necesitado de una crisis económica para lanzarse al negocio turbio de la droga. Su historia recuerda a la de otros líderes de bandas locales que suman condenas de cárcel sin que haga efecto en su voluntad de reinsertarse en la sociedad. Junquera Figueroa confesó en su último juicio ante la Audiencia Provincial como cabecilla de una organización, asentada en Barbate, que introdujo, al menos, cuatro alijos entre finales de 2009 y 2010. Hasta que en junio de ese año, la Guardia Civil explotaba la fase operativa de la 'operación Olivia' que acabó con más de una treintena de detenidos. 32 de ellos acaban de ser procesados y condenados a penas que van de los siete años y nueve meses a castigos menores cuya ejecución en prisión ha sido suspendida.

Junquera Figueroa, que ha recibido la condena más elevada junto a su lugarteniente, su cuñado Pablo Isidoro Ramírez Vega, estaban al frente de una organización con todos los ingredientes habituales en este tipo de entramados delictivos locales. De estructura piramidal, en la cúspide, los jefes que organizan cada operación de introducción de droga; los siguientes peldaños tienen encomendadas tareas como el transporte o guardar la mercancía. Las mujeres de las familias son empleadas como testaferros para blanquear los beneficios obtenidos con la droga, registrando los bienes y propiedades a nombre suya. Así a Popeye como a su lugarteniente la Sección Cuarta de la Audiencia Provincial los ha sentenciado por un delito contra la salud pública y otro de blanqueo.

A lo largo de la sentencia, se conocen algunos detalles de la vida de este capo de la droga de Barbate como, por ejemplo, que a Ramón Junquera le constan antecedentes penales desde que tenía 18 años. Tiene ahora 32 años y con esta última sentencia condenatoria suma tres en su ya largo historial delictivo.

Durante esta última investigación que ha acabado con este joven entre rejas, los agentes que seguían sus movimientos y tenían intervenidas sus conversaciones telefónicas, supieron cómo en mayo de 2010, un mes antes de que fuera desmantelada la organización, Popeye ingresaba en la cárcel para cumplir una pena de tres años y nueves meses. En 2006, había sido sorprendido introduciendo droga en quads. La pérdida de libertad solo sirvió, como queda recogido en la sentencia, que delegara en otro miembro de la organización la planificación del alijo.

Los magistrados concluyen que Popeye vive del narcotráfico, tras revisar el historial laboral de él y su pareja, también sentenciada en esta causa. A Ramón Junquera le consta 212 días de trabajo desde 1997 y siempre vinculados con labores penitenciarias y formación para el empleo.