Economia

Deslumbrados por el oro

La escalada del metal precioso, que casi ha multiplicado por siete su precio desde 2001, desata el temor a una nueva burbuja

MADRID. Actualizado: Guardar
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Esta larga y dura crisis ha hecho que el oro brille más que nunca. Su cotización marcó un récord histórico en septiembre del año pasado al alcanzar los 1.923 dólares la onza. Desde entonces ha ido oscilando hasta terminar el viernes en los 1.710 tras una semana de corrección. Con todo, su precio actual multiplica casi por siete los 255 que marcaba a principios de 2001. Muy pocos activos en el mundo pueden presumir de semejante rendimiento en los tiempos que corren. Al calor de esta revalorización, el negocio en torno al metal precioso vive una etapa de esplendor: brotan como hongos los 'Compro oro' por las ciudades, las refinerías suizas donde las joyas se transforman en lingotes trabajan al 100% de capacidad, los inversores lo demandan como valor refugio. Muchos se han dejado llevar por esta nueva fiebre del oro, mientras otros se preguntan si no hay una burbuja a punto de estallar.

La espectacular escalada ha ayudado, al menos, a algunas familias en apuros, para las que vender sus alhajas ha sido la única forma de obtener liquidez. «Sobre todo al principio la gente venía por necesidad. Ahora, sin embargo, también nos llega clase media. Personas que han recibido una herencia o que tienen piezas que no quieren, y nos las traen aprovechando los altos precios que pagamos. Influye, asimismo, el miedo a que les roben en casa», explica uno de los socios de la empresa Max Oro, que prefiere guardar el anonimato.

De media, en esos establecimientos se paga el gramo de oro a 25 euros, muy por debajo de su cotización en Londres, que ronda los 42. Pero hay que tener en cuenta que las joyas son en general de 18 quitales mientras que el precio de referencia en el mercado es para los lingotes de 24 quilates, es decir, de mayor pureza.

¿Hay una burbuja formada en torno al oro? El marcado descenso de esta semana alienta esta sospecha. Sus defensores, sin embargo, rechazan la idea con el argumento de que su revalorización es consecuencia de la devaluación del papel-moneda por las millonarias inyecciones de liquidez de los bancos centrales para amortiguar la crisis financiera. La Reserva Federal norteamericana y sus homólogos europeo e inglés están dándole a la máquina de hacer dinero, lo que le resta valor y alimenta la inflación.

«Además, para que hubiese una burbuja tendría que ser una inversión muy común y apenas supone el 0,8% de todo el capital mundial», argumenta Marion Mueller, vicepresidenta de la Asociación Española de Metales Preciosos, que recuerda en el oro estás muy lejos de su máximo en términos reales. Así, apostilla, en 1980, durante la guerra entre Irak e Irán, escaló hasta los 2.400 dólares (850 en términos nominales). Pero no todos están deslumbrados por sus destellos. «Personalmente nunca he entendido la inversión en oro. Es lógico pensar que el petróleo va a subir por la creciente demanda, pero el oro... Ahora bien, hay una clara correlación entre su revalorización y el incremento del endeudamiento», opina Juan Mari Ochoa, de la empresa Fineco. Estamos, por tanto, en terreno inexplorado y la incertidumbre hace brillar al oro.