CÁDIZ

CABESTROS EN EL FÚTBOL

Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

Esta tarde, a las 19.50 (curioso horario), cuando el Barça y el Madrid salten al césped del Camp Nou, nos tragaremos un espectacular mosaico con la bandera catalana. La verdad es que los montajes que hacen habitualmente en el estadio del FC Barcelona suelen ser espectaculares, así que muy probablemente este también lo será. Sin embargo, aunque la forma sea vistosa, el fondo es censurable. Bien está que organicen este tipo de cosas para animar a su equipo, como han hecho otras veces. Pero hacerlo para mostrar una idea política -la que sea- es pervertir el fútbol.

Por más que su presidente niegue la evidencia, el FC Barcelona está utilizando su enorme proyección mediática para definirse ideológicamente. Y eso es muy peligroso. Porque ya se sabe que al fútbol acude cada domingo una inmensa cantidad de aficionados cabales y respetables. Pero también un importante número de cabestros, a los que cualquier historia de este tipo le sirve de excusa para ejercer la violencia y el insulto de forma gratuita. Servidor, que entre unas cosas y otras ya lleva más de 20 años acudiendo un domingo sí uno no a Carranza, ha visto como a menor escala aquí también se han mezclado, se siguen mezclando, las churras con las merinas. Cánticos contra según que partido o dirigente político, proclamas andalucistas, banderas vascas... Todo muy respetable, respetabilísimo. Pero fuera de lugar. ¿Qué diablos le importa a Leo Messi que Cataluña sea independiente o forme parte de España? ¿Y a Dani Alves? ¿O a Iniesta? ¿Acaso una bandera franquista motiva más a Cristiano Ronaldo? ¿Meterá más goles Fall si todos los fachas salen del estadio? ¿Defenderá mejor Moke? ¿Hubiésemos ganado anoche al Sevilla Atlético si los aficionados radicales del Cádiz se declarasen de derechas en lugar de andalucistas? ¿A alguien le importa a quién votan? Por cierto, menudo partido el de ayer. De los peores que se recuerdan. Veremos a ver dónde acabamos este año.

Pero en fin, el fútbol está para lo que está. Para pasar un buen rato -más en el caso de los aficionados del Barça que de los del Cádiz, lamentablemente-. O para cabrearte. Para acordarte afectuosamente y desde el respeto de la familia de la santa madre del colegiado. Para ver la cara de tu hijo cuando marca tu equipo. Pero no para mostrar tendencias políticas. Insisto, que a los estadios acude mucho cabestro. Y los clubes que lo fomenten, igual algún día lo lamentan.