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Echando tierra

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Hablan estos días todos los medios de la posibilidad de que una españolita puede convertirse en una de las personas más poderosas de Francia. Pero no es una españolita sin más, encima es del Sur, andaluza para más inri, y el colmo de los colmos, ¡de un pueblo de Cádiz! Mais où Cadix est-il ? Se preguntan perplejos los millones de parisinos que descubren como la que puede ser su próxima alcaldesa, de hecho ya una de las mujeres más influyentes de la ciudad, ha sido capaz de hacerse de hierro y oro a pesar de haber nacido en el barro, porque de dónde está Cádiz no tendrán ni idea, pero basta con imaginárselo para saber que Ana María debió nacer poco más que en el lodo. Del Sur de España... pobrecita... Da igual que provenga de una provincia llena de recursos, de potencial, de gente preparada, de personas que viven, que trabajan, que estudian, que prosperan, que son tan europeos como los franceses de la misma Francia. Los tópicos no son fáciles de derribar, y más si la pobre Ana María, o mejor dicho, madame Anne, se encarga de decir que Francia le dio lo que España le negó, algo así como un porvenir. Puede que sea verdad, allá cada cual con sus circunstancias en la vida, pero frases como esa no hacen más que ahondar en la idea de que seguimos siendo el primo pobre y lejano de los europeítos de familia bien. Está claro que ese tipo de discursos venden y el objetivo de un político en plena carrera electoral es ganarse el máximo número de votos. Obama sacó del álbum sus fotos con su abuela en un poblado remoto de Kenia y ya ven lo bien que le ha ido. A lo mejor, seguramente, los padres de Anne Hidalgo, que pueden estar leyendo esto desde su retiro gaditano, dirán que lo que cuenta la candidata socialista a la Alcaldía de París es cierto, pero corremos el riesgo de pensar, a ambos lados de los Pirineos, que Ana María, Anne, es la protagonista de un libro de Almudena Grandes, una de esas heroínas tristes y valientes que lucharon por la libertad de pensamiento y de vida de su país, quizá como lo fueron sus abuelos, unos refugiados de verdad. Pero no. Ella fue una emigrante. Ni siquiera lo eligió. Le fue bien, no cabe duda. Pero quizá le hubiera ido bien también en España, en Cádiz, en La Isla... Pero se ve que ni ella misma se lo cree.