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Buenos samaritanos bien pagados

China recompensa a los ciudadanos que evitaron un secuestro aéreo para fomentar el civismo

SHANGHÁI. Actualizado: Guardar
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Habían pasado solo seis minutos desde el despegue del vuelo GS7554 cuando se hizo evidente que seis personas de la minoría étnica uigur, de religión musulmana y mayoritaria en la región de Xinjiang, trataban de secuestrar el avión de Tianjin Airlines. Pero los miembros de la tripulación y algunos pasajeros se enfrentaron a los supuestos separatistas, y abortaron su intento de hacerse con el mando del aparato. Dos de los uigures murieron, y otros dos fueron hospitalizados, según fuentes oficiales, tras intentar automutilarse. El avión dio media vuelta y aterrizó en la ciudad de origen, Hotan, situada en el extremo occidental de China.

Aunque diferentes grupos pro derechos humanos discuten que el incidente fuese causado por un intento de secuestro, y aseguran que la situación se descontroló tras un rifirrafe por un asiento, el Gobierno ha elevado a la tripulación y a los pasajeros «que pusieron en peligro sus vidas para salvar al resto» a categoría de héroes. Y la compañía aérea los ha recompensado como tales. O mejor.

En una ceremonia celebrada en la isla sureña de Hainan, la tripulación del vuelo recibió nada menos que 30 millones de yuanes (3,75 millones de euros). La responsable de los tripulantes de cabina y dos guardias de seguridad fueron agasajados con un millón (125.000 euros) y recibieron también un apartamento valorado en tres millones de yuanes (375.000 euros) y un Audi. El resto de la tripulación se tuvo que contentar con la mitad del premio en efectivo, un piso algo más modesto y el coche alemán.

Coraje

Los 22 pasajeros que ayudaron a desbaratar los supuestos planes de los terroristas podrán viajar gratis con la línea aérea de por vida y han sido condecorados como 'héroes antisecuestro' por la Autoridad de Aviación Civil de China, que también ha premiado con dinero a todos ellos. Tanto la aerolínea como el Gobierno consideran que su coraje ha de ser gratificado, ya que, evidentemente, las consecuencias económicas de un secuestro podrían haber sido muy superiores para el país. Además, Pekín enmarca la recompensa dentro de su campaña para fomentar actitudes cívicas entre la población.

No obstante, la desmesurada cuantía ha provocado un agitado debate en la sociedad. «Ahora, cada vez que alguien haga una buena obra esperará algo a cambio», escribía ayer un usuario de Weibo, la red de microblogs más importante del país. «La próxima vez espero vivir un secuestro a bordo», ironizaba otro.

A pesar de la guasa, lo cierto es que varios casos han golpeado con fuerza la ética de la sociedad china en el último año. El más grave es el de la niña de dos años que no fue auxiliada por 18 personas que pasaron junto a su cuerpo ensangrentado tras ser atropellada. La mayoría de los transeúntes teme sufrir consecuencias después de que se hayan publicado incidentes en los que el herido terminó acusando a quien le había socorrido para obtener una compensación. Para evitar que los ciudadanos se limiten a mirar cuando se produce un suceso en el que podrían ayudar, el Gobierno considera que los buenos samaritanos han de estar bien pagados.