Jerez

El centro fue el punto caliente

Los piquetes, en la calle desde la madrugada, se emplearon a fondo en los comerciosLa jornada se saldó sin incidentes destacables, aunque sí hubo momentos de tensión

JEREZ. Actualizado: Guardar
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Los piquetes se echaron a la calle muy pronto en Jerez. No en vano, las varias decenas de personas que fueron convocadas por CC OO y UGT ya estaban concentradas en la sede de los sindicatos antes de que el reloj marcara oficialmente el comienzo de la huelga.

Y como suele ocurrir en este tipo de paros, la primera visita que realizaron fue a Mercajerez, las instalaciones del polígono de El Portal desde las que se distribuyen frutas, verduras, carnes y pescados a la comarca de Jerez y muchas otras localidades, y en las que no entró a trabajar ninguno de su centenar de empleados. De hecho, a la hora en la que este centro mayorista suele tener la máxima intensidad, al filo de las cinco de la mañana, no hubo camiones que entraran o salieran del complejo.

La siguiente de las 'visitas' obligadas que hicieron las casi medio centenar de personas que integraban el piquete, liderado en todo momento por los líderes comarcales de CC OO y UGT, José Manuel Trillo y Pedro Alemán, fue poco antes de las 8 de la mañana a las puertas del Ayuntamiento. Allí, en la calle Consistorio los representantes sindicales recibieron con pitos y gritos de «esquiroles» a la veintena de empleados -según los sindicatos- que cruzaron las puertas para acceder a su puesto de trabajo.

Después de eso, la actividad del piquete se centró en los comercios del casco histórico, que fue el punto caliente de la huelga de ayer con visitas esporádicas a grandes zonas comerciales como Carrefour Sur y El Corte Inglés.

Así, hacia las 8.30 horas la comitiva recorrió centros neurálgicos como la Plaza de Abastos, en la que la actividad ayer fue insignificante, ya que apenas abrieron sus puertas tres puestos de la zona de la carne, mientras que no levantaron la persiana ninguno de la nave del pescado o de la zona de frutería.

A esa hora de la mañana, el aspecto que arrojaba la calle Larga de Jerez era fantasmagórico, con prácticamente todos los negocios cerrados, incluso los que abren a horas tempranas como los bancos. De hecho, en alguna fachada se leía incluso un cartel anunciando el apoyo a la huelga «en solidaridad con los clientes». Tampoco se veía demasiada gente en el centro, y el tráfico era muy escaso y fluido.

El siguiente paso, ya anunciado, fue acercarse a uno de los supermercados de la cadena Mercadona. El elegido, por cercanía, fue el de Pío XII, al que el piquete llegó poco antes de las 9 de la mañana, apenas 20 minutos antes de su hora de apertura. A las puertas de este establecimiento ya esperaba la Policía Nacional, aunque no hubo incidentes de ningún tipo -fue la crónica general de la jornada-.

Lo que consiguió el piquete fue retrasar hasta casi las 10 de la mañana la apertura de la tienda, en la que se veía luz y en cuyo interior ya estaban los empleados. Lo mismo pasó, según fuentes sindicales, en el resto de supermercados del grupo, que en prevención también fueron cautos a la hora de empezar la jornada, pero que luego funcionaron con normalidad.

Mientras que el piquete se acercaba desde Pío XII en dirección al centro de la ciudad, en la calle Larga se respiraba cierto ambiente de expectación ante lo que pudiera ocurrir. Al dar las 10 de la mañana la mayoría de las grandes firmas de moda levantaron sus persianas -que iban bajando de forma intermitente cuando veían ondear banderas sindicales-. Por el contrario, otros establecimientos más pequeños preferían no arriesgarse y mostraban carteles de apoyo a la huelga en sus escaparates.

Eso sí, algunos comerciantes solo cerraron al paso de la comitiva y por la presión de los piquetes. Y alguno, como un propietario de un negocio textil en la calle Évora, se negó en redondo a bajar la persiana pese a que escuchó todo tipo de lindezas por parte de los integrantes de la comitiva. Solo uno de los comercios que quiso abrir a primera hora no pudo. Fue el Bar La Canilla, que amaneció con la cerradura taponada con silicona. Al paso de los piquetes, su dueño ni se inmutó mientras se empleaba a fondo para poder arreglar el desaguisado con un taladro.

El piquete seguía su recorrido, y el único altercado se produjo frente a las puertas de Sfera, donde los manifestantes respondieron a una clienta que les increpaba desde el interior de la tienda. El guarda de seguridad se dispuso a bajar la persiana con rapidez para evitar que los miembros del piquete accedieran al interior y la valla metálica dio en la cabeza de uno de ellos, de ahí que los ánimos se caldearan bastante. El resultado fue la mediación de la Policía Nacional y desperfectos en la persiana.

La comitiva siguió su curso hasta la Rotonda de los Casinos y regresó seguidamente sobre sus pasos para hacer un alto en el camino en su sede de la plaza del Arenal. Aún quedaban muchos puntos calientes por visitar, como Carrefour e Hipercor.

Tras reorganizarse, el medio centenar de personas se dirigió tanto a pie como en coche hasta Carrefour Sur. Ante la negativa del responsable del recinto a cerrar las puertas, el grupo entró en la tienda donde tiraron octavillas, hicieron un llamamiento a los empleados para que abandonaran sus puestos y llenaron algún que otro carro con productos que luego soltaban. Tras varias conversaciones y con la advertencia de la Policía Nacional a los líderes sindicales, las dos partes cumplieron: el centro bajó la persiana y los manifestantes se fueron.

El último capítulo del día, porque la tarde fue tranquila, se vivió pasadas las 14.30 en El Corte Inglés. Allí los guardias de seguridad, seguramente alertados, esperaban al piquete con las puertas cerradas. Cuando trataron de entrar hubo una negociación in extremis: los manifestantes se fueron cuando vieron que no entraban clientes, aunque sí había algunos dentro.