Editorial

Urdangarin, al banquillo

Ahora tiene la ocasión probar que los actos por los que se le cita se atuvieron a la ley

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La citación como imputado de Iñaki Urdangarin por parte del juez José Castro Aragón, para que se persone ante el juzgado con el fin de que aclare el destino de los fondos públicos que percibió a través del Instituto Nóos y el tratamiento fiscal que dio a los mismos, parece una consecuencia lógica en la actuación judicial a tenor de las informaciones publicadas al respecto. Con Urdangarin son ya nueve las personas imputadas en la instrucción de un caso que afectaría tanto al Gobierno balear en tiempos de Jaume Matas como a la Generalitat valenciana cuando era presidida por Francisco Camps, lo que plantearía la posibilidad de que el procedimiento derivase hacia otras instancias jurisprudenciales. La imputación permite que Urdangarin trate de certificar personalmente que los actos por los que ha sido citado se atuvieron a la legalidad. Pero es evidente que su citación en calidad de imputado compromete aun más su situación. Las noticias y opiniones que se han ido vertiendo sobre supuestas irregularidades en los negocios que desplegó tras casarse con la Infanta Cristina no afectan necesariamente a la presunción de inocencia que ha de ampararle ante la aplicación de la Ley. En todo caso no mucho más que la decisión de la Casa del Rey de apartarle de sus funciones institucionales y considerar su conducta ajena a la ejemplaridad. De manera que sería recomendable que Urdangarin centrase sus esfuerzos en la defensa de sus intereses ante la Justicia, evitando polemizar porque la información circulante haya puesto en cuestión su honorabilidad. Son los hechos relatados los que demandan una explicación y los que han llevado a Urdangarin a ser citado en calidad de imputado por el juez Castro. Hechos y relato frente a los que el yerno del Rey ha mostrado una actitud que la opinión pública tiene razones para considerar huidiza y más propia de una extraña reserva mental que de una franca asunción de responsabilidades. En su Auto el magistrado prácticamente invita a Urdangarin a personarse en su juzgado antes de la fecha señalada, el próximo 6 de febrero. Hacerlo con prontitud y al tiempo que comparecen las otras ocho personas imputadas le concedería esa mínima credibilidad que requiere alguien dispuesto a colaborar con la Justicia.