Unos turistas pasean por las calles de Cádiz, donde escasean las ofertas de actividades relacionadas con sus atractivos históricos. :: M. MARTÍN
CÁDIZ

Ideas para el Doce, en el cajón

La emprendedores turísticos de la capital rehúyen los negocios con el Ayuntamiento porque, «si paga, lo hace mal y tarde» Los empresarios no aportan propuestas porque les deben «demasiado dinero»

CÁDIZ. Actualizado: Guardar
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El lunes pasado, el consejero de Turismo, Comercio y Deporte, Luciano Alonso, presentó en el hotel Playa Victoria y ante toda la comunidad del gremio de la Bahía, el Plan de Promoción Turística del Bicentenario que incluía un presupuesto total de cinco millones de inversión, de los que una buena parte irá destinada a la creación de productos turísticos relacionados con el Doce. Este es el apartado del presupuesto público más polémico porque tiene que sumar las voluntades de la Junta y de los cuatro consistorios implicados en la efemérides. Entre todos tendrán que poner sobre la mesa tres millones (de los cinco totales) para financiar las iniciativas de los emprendedores.

Pero los pequeños empresarios turísticos reciben con desconfianza esta mano tendida. La secretaria de la Asociación de Empresarios Turísticos de Cádiz (AETC), Vanesa Alonso, explicó que temen poner su tiempo, esfuerzo e ideas a disposición de las administraciones públicas porque pagan cada vez peor y más tarde, cuando no nunca. «Tenemos muchas ideas para el Bicentenario guardadas en el cajón que no creo que vean la luz porque nadie nos asegura que cobremos por nuestro trabajo. Al menos, no a tiempo suficiente como para no asfixiar nuestra actividad empresarial», argumentó rotundamente Vanesa Alonso.

Y es que las pequeñas empresas que se dedican a actividades relacionadas con el turismo, la tan nombrada en círculos políticos oferta complementaria, está asfixiada. A la fuerte crisis de la demanda de este tipo de servicios se suma que las administraciones públicas no cumplen con sus compromisos de pago, lo que suele suponer una parte importante de los ingresos de estas firmas.

En este grupo tan peculiar de empresas en el que se encuentra desde el gerente de un monumento histórico, el organizador de una visita teatralizada o el director de un espectáculo flamenco no entra dinero. Se podría ir desgranando uno a uno los casos de asfixia económica en unas actividades que en principio funcionan bien. Empezando por el que fue hasta hace poco el presidente de la AETC, José Luis Macho, quien aguanta este tirón esperando que se terminen las obras del Cádiz Virtual, y perdió o dejó pasar el último concurso para gestionar los puntos de información turística de la ciudad, porque el Ayuntamiento le debe en torno a los 500.000 euros (incluyendo lo que habría facturado durante los dos años que llevan cerradas las Puertas de Tierra).

Entre la espada y la pared

La dimisión de Macho hizo que todas las miradas se volvieran hacia la vicepresidenta de la AETC, Teresa Reyes, empresaria del hotel Argantonio, de la tienda de decoración Milenium y de la cafetería Chamara. Pero esta emprendedora nata se encuentra en pleno proceso de cambio de uno de sus negocios y explicó en la última junta directiva de la AETC que ahora no puede hacerse cargo de esta responsabilidad. La única solución que le ha quedado a los miembros de esta asociación ha sido la de convocar elecciones para mediados del próximo mes de septiembre. Los vocales de la agrupación gaditana: Enrique Asencio, de La Cava; Javier Benítez, de Animarte y José Ramón Pagés, de El Escenario, junto con la secretaria, Vanesa Alonso, confían en que a después del verano continúe la actividad de una asociación que ha destacado desde su nacimiento en 2008, por se especialmente reivindicativa ante las instituciones, aportando trabajo y conocimiento de las necesidades de los empresarios locales especializados en turismo. Para medir la crisis a la que se enfrentan, la asociación elaboró un estudio sobre su actividad, presentado a principios de este año, que dibujó un horizonte desolador: el número de trabajadores de las empresas incluidas en la AETC bajó en un 40% y la facturación en un 50% (datos comparativos entre los ejercicios 2008 -2010).