Editorial

Rechazo empresarial

El Parlamento debe mejorar un borrador de negociación colectiva demasiado timorato

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El presidente de la CEOE, Juan Rosell, rechazó ayer con dureza el borrador del anteproyecto de ley de Reforma de la Negociación Colectiva que el Ejecutivo había dado a conocer la víspera. El representante de los empresarios no solo cree que este planteamiento gubernamental es «decepcionante» y «desequilibrado» sino que también piensa que «no respeta los principios de acuerdo alcanzado con los sindicatos» antes de la ruptura. En definitiva, el texto no estaría «en dirección de arreglar los problemas» y va en contra de los intereses de las empresas y, por extensión, de España. Ello haría que la norma resultante, si fuese promulgada en los términos conocidos, resultase «inaceptable». El borrador es ciertamente timorato, aunque da más capacidad resolutiva a los convenios de empresa, que en ciertos aspectos prevalecen sobre los provinciales. Así, la cuantía del salario base y de los complementos podrá fijarse mediante acuerdo entre la empresa y los representantes de los trabajadores «cuando la situación y perspectivas económicas pudieran verse dañadas» por la aplicación de convenios superiores. En cambio, en materia de ultraactividad, el Gobierno no la elimina, y da un plazo de veinte meses para negociar el nuevo convenio, debiéndose recurrir entonces al laudo arbitral. El empresario solo podrá asimismo disponer del 5% (y no el 15% como quería la patronal) de la jornada anual para distribuirla de manera irregular. Es lógico que, rota la negociación social, las partes presionen ahora todo lo posible sobre el Ejecutivo. Además, Rosell, corregido por los sectores empresariales más duros en esta negociación, estará queriendo sin duda mostrar que también él es un halcón en estas lides. Y tampoco puede descartarse que los empresarios, decepcionados por la insuficiencia de la pasada reforma laboral, no estén dispuestos a transigir más y hayan optado legítimamente por reclamar un énfasis reformista que probablemente sea indispensable para llevar a cabo la modernización de este país. Hay poco tiempo para perfilar esta reforma, pero debería ser suficiente para que en vía parlamentaria cupiera mejorar un texto vital para el país y que, hoy por hoy, no tiene su utilidad asegurada.