La noticia de la detención de Dominique Strauss-Kahn dominó ayer la prensa francesa. :: EFE
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«Sí, me gustan las mujeres, y qué»

El presidenciable socialista francés confesó hace poco más de quince días a 'Libération' que temía ser acusado de una violación inventada

PARÍS. Actualizado: Guardar
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Dominique Strauss-Kahn (DSK) temía ser acusado de una violación inventada por una mujer sobornada. Así lo confió a periodistas del diario francés 'Libération' solo quince días antes del episodio del hotel neoyorquino que amenaza con convertirse en el epílogo de su carrera. «Una mujer a la que habría violado en un aparcamiento y a la que se prometerían 500.000 euros o un millón por inventar semejante historia» era su pesadilla.

En la entrevista confidencial, celebrada el pasado 28 de abril en un restaurante de París, DSK enumeró los tres principales obstáculos de la carrera al Elíseo en la que se preparaba a tomar la salida: el dinero, las mujeres y ser judío. «Sí, me gustan las mujeres, y qué», proclamó. La frase sirve de título al artículo en el que 'Libé' reveló ayer la conversación. «Desde hace años se habla de fotos de orgías gigantes, pero nunca he visto que saquen nada... Entonces, que las enseñen», apostilló.

El presidenciable socialista acudió a la cita con paranoia de espionaje. Dejó su móvil personal en el guardarropa y se quedó con el teléfono de función del Fondo Monetario Internacional por estar «criptado». Explicó que se temía los golpes bajos de Claude Guéant, ministro del Interior e íntimo del presidente Nicolas Sarkozy. Comentó tener la fuerte sospecha de estar vigilado.

La teoría de la conspiración, que propalan sus allegados, arranca de que la noticia del arresto en Nueva York salió antes en Francia que en Estados Unidos. La lanzó en las redes sociales, solo veinte minutos después de que se produjera Jonathan Pinot, un joven militante de la UMP, el partido de Sarkozy. La información fue rebotada en Twitter por Arnaud Dassier, responsable de la campaña electoral en Internet del presidente conservador. Faltaba más de una hora para que el 'New York Post' ofreciera la exclusiva en su edición digital.

«No era Mata Hari»

Fuentes anónimas del Elíseo negaron al diario 'Le Parisien' estar detrás de toda maquinación. «La camarera no fue contratada anteayer, no era Mata Hari», protestó un consejero del presidente. Un ministro, tampoco identificado, remachó: «Si somos cínicos, esto ha pasado seis meses demasiado pronto para nosotros». Las presidenciales son en la primavera de 2012.

El escándalo ha desatado lenguas hasta ahora silenciadas en Francia. El abogado de Tristane Banon, la periodista que dice haber sido agredida sexualmente por DSK, estudia presentar una querella por intento de violación. Los hechos ocurrieron en 2002, cuando la denunciante tenía 22 años, y no están prescritos. Pero no pleiteó entonces porque la disuadió su madre, diputada regional socialista en Normandía, que ahora se arrepiente.

«Mi hija estaba muy mal, pero Tristane es la ahijada de la segunda mujer de Dominique. Era delicado por razones familiares y amistosas», explica Anne Mansouret, a quien no sorprenden las tribulaciones neoyorquinas de su camarada. «Para mí, Dominique Strauss-Kahn está enfermo. No es una injuria decirlo. Tiene un verdadero problema: una adicción al sexo como otros tienen problemas con el alcohol, la droga o el juego», sentencia.