Imagen del Hotel Palestina. En el círculo, el lugar en que Couso fue alcanzado. :: R. C.
ESPAÑA

Lorca recupera la normalidad a cámara lenta

Los lorquinos se lanzan a comprar carne, fruta y pescado para llenar sus despensas

LORCA. Actualizado: Guardar
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A cámara lenta recupera Lorca la normalidad después del terremoto del pasado miércoles. Atascos para entrar en la ciudad y las calles repletas de escombros dificultaban la circulación. A primera hora de la mañana de ayer ya se podían ver furgonetas que realizaban el abastecimiento de fruterías, carnicerías, pescaderías y supermercados. Los lorquinos más madrugadores llegaban a los establecimientos con la firme intención de llenar sus despensas, vacías después de cinco días de cierre.

Entre esos madrugadores estaba Ana Isabel García, que en los últimos días ha vivido en Águilas en la casa en la que la familia veranea. Era una de las primeras en llegar a la frutería de Manolo, en pleno recinto histórico. «He venido corriendo. No tengo en casa de nada y no quería quedarme sin fruta y verdura, porque supongo que vendrán muchos clientes». A pocos metros, en la carnicería de Isabel López, más de lo mismo. «No nos ha dado tiempo a descargar la mercancía y prepararla cuando ya teníamos a cuatro clientas en la puerta».

Otros establecimientos que abrían sus puertas bien temprano eran los supermercados. Continuaban siendo abastecidos por las furgonetas cuando en sus cajas registraban largas colas. Según Salvador Ramírez, «la gente se lleva, sobre todo, productos no perecederos. Están llenando las despensas».

Las joyerías permanecían abiertas, aunque pocos clientes entraban, como tampoco lo hicieron en las librerías que aparecían desiertas. En las peluquerías y barberías, las pocas que abrieron las puertas, ya que muchas sufren graves daños, mucho público. En Correos no había colas, solo en paquetería urgente. La oficina principal abría sus puertas después de permanecer cerrada durante varios días.

Los comercios de ropa de vestir tampoco recibieron masivas visitas de público, aunque sí muchos clientes que reclamaban, sobre todo, ropa interior. «Hemos vendido muchas bragas, calzoncillos, calcetines, medias. Mucha gente que no puede entrar en su casa nos ha pedido lo más imprescindible», relató Eugenia Ramírez, dependienta de una tienda.

Las que también hicieron su particular 'agosto' fueron las ferreterías. Los botes de masilla para tapar grietas se agotaron en pocos minutos, como también las espátulas y el papel de lija. En las tiendas de pintura muchos profesionales hacían acopio de género para lo que se les vendrá encima

En los bancos y cajas de ahorro de la ciudad también hubo largas colas de clientes que iban a dar parte de los daños producidos en sus viviendas.