Jerez

Ni la manzanilla alivia las penas

El municipio arrastra una de las tasas de paro más altas de la provincia y no tiene una salida laboral definida

SANLÚCAR. Actualizado: Guardar
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En la cantina de la Hermandad del Carmen, en una calle estrecha de Bajo de Guía, no hay lujos. Las fotos en blanco y negro de este viejo rincón marinero de Sanlúcar se mezclan con varios almanaques de santos colgados en la pared con chinchetas. Un cartel clavado detrás del mostrador llama la atención a los parroquianos que aún no han abonado la cuota mensual de la cofradía. Fuera, en el exterior, la hornacina de la virgen preside el ritual diario de turistas y curiosos que acuden hasta el paseo a contemplar desde la playa el Coto de Doñana, mientras se meten entre pecho y espalda una bandeja de frito variado y cuarto y mitad de langostinos tigre. Pepe Pacheco regenta desde hace tres años el bar de la hermandad marinera, donde cada mañana y al caer la tarde se arremolinan los pescadores a contar historias del mar. Pepe reconoce que Sanlúcar ha perdido esencia de pueblo pero mantiene esos contrastes que la hacen peculiar. La zona de Bajo de Guía es el mejor ejemplo de la transformación económica que ha experimentado el municipio en los últimos diez años. Renovarse o morir. Las antiguas viviendas de los pescadores se han convertido hoy en restaurantes de primera división y en principal reclamo turístico. Sanlúcar ha estado ligada a la cultura de la manzanilla y a nombres rimbombantes de familias nobles.

Sin embargo, este municipio de la Costa Noroeste gaditana arrastra desde hace décadas uno de los lastres sociales más difíciles de combatir: el paro. Casi el 14% de su población está desempleada, unas 12.000 personas, y, lo que es peor aún, las expectativas de futuro laboral son complicadas salvo en verano, que remonta el vuelo gracias al sector servicios. Los últimos datos revelan que junto con Melilla es la segunda ciudad de más de 50.000 habitantes con mayor tasa de paro. El 40% de los 66.500 habitantes del municipio se encuentra entre los 20 y los 40 años y es, precisamente, en este segmento poblacional donde el desempleo tiene mayor incidencia.

Pepe sabe que la pesca no es para los jóvenes, «no la quieren, prefieren un trabajo más cómodo, pero ese trabajo no está aquí». La explicación a este rechazo no es otro que los 50 euros que cobra un marinero por cuatro días de faena, «una miseria». «El boquerón ya no se pesca por culpa de la talla y los barcos almejeros cada vez lo tienen más complicado». La agricultura, la pesca y la vitivinicultura son los pilares de la economía sanluqueña, cuya renta per cápita está en poco más de 14.000 euros de media al año. La industria es casi inexistente, solo varias empresas se dedican al embotellado de la Manzanila, pero este caldo ni siquiera sirve para aliviar las penas.

La cofradía de pescadores espera muy poco de las próximas municipales. El paro, la delincuencia y la vivienda se han convertido en un quebradero de cabeza político El candidato del PP a la alcaldía, Juan José Marmolejo, trata de dar respuesta a los problemas de sus vecinos y ha habilitado un teléfono especial que hace las veces de consultorio social. A través de esta línea se puede pedir cita previa para hablar personalmente con el candidato.

Pero Pepe Pacheco insiste en los contrastes de su pueblo. La socialista Irene García logró en 2007 algo histórico en Sanlúcar. Dar la vuelta al marcador. A sus 27 años consiguió hacerse con la alcaldía tras una etapa de mayoría absoluta en manos del PP. Irene, la alcaldesa más joven de España se ponía entonces al frente de un consistorio muy castigado por el paro, el lastre de los escándalos políticos, el problema latente de la vivienda ilegal (más de 5.000 construcciones clandestinas y con orden judicial de demolición) y con un déficit de 56 millones de euros, que ahora suma 83. La primera medida que adoptó fue una bajada del sueldo de la corporación. Fue un gesto simbólico, pero que no ha servido para sanear las arcas locales. La alcaldesa trata de tapar agujeros, ya lo hizo con el Consorcio de Bomberos, a través de un presupuesto municipal de 58 millones de euros, lo mismo que ha costado el fichaje del futbolista Fernando Torres al Chelsea inglés, que no da para combatir los problemas locales.

La socialista Irene García logró en 2007 la remontada. Su candidatura, una apuesta del aparato provincial del PSOE, desbancó de la Alcaldía al PP, que en los últimos cuatro años había gobernado el municipio con mayoría absoluta. Sanlúcar, junto con Barbate, fueron los ejemplos más destacados de las municipales de 2007 donde los socialistas reconquistaron feudos populares. Irene García gobierna con once ediles y el apoyo de los tres ediles de Ciudadanos por Sanlúcar (CIS).

La cantina del Carmen, con sus 700 hermanos, es uno de los catalizadores sociales del municipio, «aquí ya sabe usted; hay de todos los colores políticos y cada uno canta según le tocan la guitarra». Pepe Pacheco tiene 45 años y alterna el mostrador de la cantina con lo que salga. «He sido encofrador y pastelero y en los últimos cuatro meses he trabajado en Vejer para salir adelante». El cabeza de lista del CIS, Juan Antonio Marín, no elude las dificultades que debe sortear el municipio y destaca que pese a la crisis se han abierto 292 empresas en los dos últimos años.

El turismo suena como alternativa al problema, pero no como solución final al desarrollo del municipio. La mayor parte de visitantes de la ciudad son familias que disponen de una segunda residencia u otras que alquilan pisos, chalets o apartamentos para pasar sus vacaciones en esta ciudad, puesto que existe una amplia oferta en este tipo de alojamiento turístico residencial. Por otra parte, la ciudad dispone de una infraestructura hotelera que consta de seis hoteles de diferentes tamaños y categorías con una oferta global de unas 300 habitaciones aproximadamente.

Sanlúcar galopa como los caballos de sus carreras de verano en busca de una salida laboral.