Opinion

Andalucía protagoniza la batalla política

Los últimos escándalos y el desgaste de Chaves la convierten en un objetivo de primera magnitud

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Andalucía, el territorio más confortable para el PSOE, se ha convertido en foco permanente de conflicto para éste. Desde hace semanas es el escenario central en la batalla política. En realidad se trata de dos frentes solapados: de un lado, la erosión del principal granero de votos de la izquierda con un declive vertiginoso en las encuestas, sometido a serios escándalos (Eres, ayudas europeas...); y de otro, el desgaste de la figura de un vicepresidente del Gobierno central, tras dos décadas al frente del socialismo andaluz, lo que le convierte en un objetivo político de primera magnitud. Así pues, después de treinta años de hegemonía muy rocosa, el PSOE sufre en Andalucía un castigo de fuerte carga simbólica pero además muy amenazante para sus expectativas electorales con el horizonte inmediato de las elecciones municipales y la cita de autonómicas y generales a menos de un año. El origen de este desgaste sin duda emana de la crisis económica, particularmente severa en el sur, que ha provocado drásticos recortes de gasto y por tanto focos de descontento que se manifiestan ya en los sondeos. El sustrato social de un millón de parados en la región, que afecta a decenas de miles de familias en su totalidad, pasa factura. Este contexto ha coincidido además con el proceso delicado del relevo de Chaves tras casi veinte años en el poder por un político de perfil más bajo como Griñán, para quien la rápida pérdida de músculo electoral y los escándalos han supuesto un vapuleo amargo sin margen para consolidarse. Su apuesta por un partido a su medida no parece haber traído esa reacción, sino, por el contrario. Ahora la dimisión de Pizarro supone un punto de inflexión porque era el último nexo de ambos. En las actuales circunstancias Ferraz sólo puede apoyar sin ambages a la dirección andaluza, que además tendrá un protagonismo determinante en el proceso inmediato de sucesión de Zapatero. Pero hay un compás de espera abierto a expensas de los resultados de mayo; sólo entonces, el veredicto de las urnas dictará la estrategia a seguir.

Contra ETA en las urnas

Todas las asociaciones de víctimas del terrorismo se manifestaron ayer en Madrid para expresar su rechazo a la posibilidad de que la izquierda 'abertzale' pueda participar en las próximas elecciones en el País Vasco. La Sala del 61 del Tribunal Supremo ya negó a Sortu, sucesión de la prohibida Batasuna, su constitución como partido; sin embargo, es de temer que personas de esta organización intenten infiltrarse subrepticiamente en las instituciones, camufladas en la coalición Bildu, que encabeza Eusko Alkartasuna. La manifestación ha sido pues preventiva: no se debe permitir que quienes han arropado a ETA, han disculpado sus crímenes y han mantenido clara complicidad con ella sean admitidos en la ceremonia democrática al menos hasta que la organización criminal se haya extinguido. Esta es la opinión de los tribunales, y también parece ser esta la intención del Gobierno, cuyo ministro del Interior se reunía también ayer con el consejero de Interior vasco, Rodolfo Ares, para coordinar la lucha contra ETA y manifestar que ambos vigilarán «con dos lupas» las futuras listas vascas.