ESPAÑA

«Es una salvajada matar a una embarazada»

Enrique Letona no aclara si sus dos compañeros del 'comando Vizcaya' a los que se juzga participaron en el atentado de Bilbao

MADRID. Actualizado: Guardar
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«Es una salvajada matar a una embarazada», espetó el histórico etarra Enrique Letona Viteri a un guardia civil tras ser detenido cuatro años después del asesinato de dos policías y de una mujer en Bilbao, en mayo de 1983. El que fuera miembro del 'comando Vizcaya' compareció ayer como testigo en la Audiencia Nacional en el juicio contra dos compañeros de aquel sangriento grupo, Juan Manuel Inciarte y Félix Ignacio Esparza, para los que la Fiscalía pide 101 años de prisión.

Letona Viteri se mostró huidizo, reclamó al fiscal que le hablasen en Euskera y no aclaró al tribunal si los acusados acabaron con la vida de los policías Julio Segarra y Pedro Barquero y la esposa de este, María Dolores Ledo, embarazada de siete meses cuando ocurrió el tiroteo.

'Masilla', su alias en la banda', ya fue condenado a 85 años de cárcel en 1995 por estos hechos. En concreto, la sentencia certificó que fue él quien acabó con la vida del teniente Segarra.

El histórico etarra llegó a primera hora a la Audiencia Nacional, compareció como testigo a petición del fiscal y se fue por donde vino. Ello porque, pese a ser parte del comando asesino, está en libertad desde mayo de 2003.

Letona fue excarcelado por el Gobierno del PP cuando Ángel Acebes era ministro del Interior. Cumplió 16 años de prisión gracias a los beneficios penitenciarios que por entonces otorgaba la ley, pese a que su condena sumaba 311 años por nueve delitos de sangre, entre ellos el triple crimen de Bilbao.

Testimonio helador

Aunque han pasado 28 años de aquel atentado, uno de los testigos protegidos heló la piel de los presentes con sus vivos recuerdos. Contó que aquel día bajó al garaje, se subió al coche y de repente vio a través del espejo retrovisor cómo se produjo el tiroteo.

«Vi que había dos cuerpos en el suelo y los estaban rematando. Di marcha atrás al reconocer los destellos de los tiros y escuché un como un sollozo, un lamento. Entonces vi el cuerpo de la mujer, tendida. Me puso a cien y salí del turismo temblando. Entonces un etarra me enseñó una placa de policía y yo salí corriendo», relató al tribunal.

Otro testigo protegido, en este caso un guardia civil, aseguró tras su detención que el propio Enrique Letona le comentó el «dilema moral» que le provocó aquella acción, que le llevó a una «fuerte discusión» con uno de los juzgados, Félix Esparza.

«Dice que él cumple (por Enrique Letona), le pega un tiro en la nuca al teniente pero que no encontraba sentido a matar a una mujer en muy avanzado estado de gestación, que además no suponía ningún peligro para él», rememoró el agente, que añadió que Letona admitió haber abandonado las filas terroristas porque le pareció «una salvajada» la «ejecución» de María Dolores Ledo. El recuerdo del agente, sin embargo, contrastó con la amnesia del etarra en libertad.

El fiscal pidió que cada uno de los acusados indemnice con 180.000 euros a los herederos de las víctimas.