Los operarios trabajan a destajo desde el pasado verano. :: MIGUEL GÓMEZ
Sociedad

Las obras del Museo del Títere llegan a su ecuador sin concretar el contenido

La alcaldesa resaltó el buen ritmo de los trabajos, que están al 50%, pero no desvela los detalles de la musealización

CÁDIZ. Actualizado: Guardar
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Son mucho más que muñecos. Y no solo son de Cádiz. Una ciudad que se precie de apellidarse 'del títere' tiene que contar con una casa para sus trapos, de unas oficinas para su documentación y una sala para las presentaciones oficiales. Habrá quien dude de la idoneidad de edificar un hogar de grandes dimensiones y mejor ubicación, del esfuerzo humano y los costes que suponen erigir un museo para ellos, pero lo cierto es que ya no hay marcha atrás. Ese apellido hay que llevarlo con honor. El enclave no puede ser más privilegiado, las bóvedas de Santa Elena, en Puertatierra. Poco a poco van tomando forma estas galerías que en otro tiempo sirvieron de lugar de trabajo de los bomberos.

Queda mucho aún, pero lo importante para los políticos, la fecha de conclusión de las obras, parece despejarse. «Con toda seguridad, para enero del próximo año», atajó la alcaldesa ayer durante su visita por las instalaciones. Según informó la primera edil de Cádiz, los trabajos están al 50% de su ejecución. Así, el próximo año, «las Puertas de Tierra van a ser un reclamo cultural y turístico. No solo porque este museo sea único en España, sino porque además hay un teatro estable de títeres como el que estamos construyendo (en el Cómico)». La importancia de este museo radica también en el aprovechamiento del foso ajardinado que conecta con la estación de trenes y con el solar de entrada de las bóvedas. Ambos espacios se utilizarán como entrada adicional al museo y, sobre todo, como escenario de otros eventos culturales. También contarán con protagonismo las dos claraboyas de las bóvedas, alrededor de las cuales circularán todas las actividades del museo.

La adaptación de estas murallas de Puertatierra costará 1.614.000 euros, en una obra que fue adjudicada a la UTE formada por Serrot y Alberto Domínguez y empezó el verano pasado. Martínez contó algunos de los detalles técnicos de este nuevo edificio. El piso de arriba, donde estarán ubicadas las taquillas y la puerta principal estará totalmente enfoscado y el de abajo quedará rematado en ladrillo visto. Además, el museo (siete bóvedas por planta más una de menor dimensión), contará con una especie de auditorio para la celebración de reuniones y conferencias, una sala de recepción, vestuarios y un centro de documentación.

Pero sobre todo, lo que más habrá serán las salas destinadas a la colección permanente del museo. Y es en este apartado donde la alcaldesa de Cádiz no pudo aportar ninguna novedad. Por ahora, se sabe que este museo se sustenta en la colección privada del cantautor Ismael Peña, que el Ayuntamiento gaditano adquirió hace ya varios años, y que incluye figuras y abundante documentación de títeres de varios países. El Museo se completará con una donación del propio Ismael Peña y también con los fondos procedentes de la Compañía de la Tía Norica. «No nos podemos precipitar. La ciudad irá adquiriendo material de diferentes países poco a poco. Además, dejaremos alguna sala para desarrollar exposiciones temporales de México, Colombia o Chile», comentó la alcaldesa.

A pocos meses de su apertura y a pesar del buen ritmo con el que avanzan las obras, la musealización de este edificio está aún por definir. Los muñecos de Cádiz cobran vida, sí, pero aún falta mucho para saber cómo serán y, sobre todo, cómo serán las habitaciones en las que reposarán.