Carles Puyol celebra la victoria del Barcelona ante el Osasuna en un partido de Liga. :: EFE
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El Barça se psicoanaliza sin Puyol

El defensa leridano cumple una labor deportiva pero también psicológica en el once azulgrana La derrota en Londres pone en alerta a un equipo castigado físicamente

BARCELONA. Actualizado: Guardar
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No hace demasiado tiempo, un 2-1 en un estadio londinense en una eliminatoria europea hubiese sido valorado de otro modo, pues el 1-0 basta en la vuelta. Pero cuando el equipo en cuestión es el Barça todo cobra otra dimensión. Se ha ganado a pulso todas las alabanzas del mundo en los dos últimos años y medio por un fútbol tan sólido como espectacular. Y eso conlleva que cuando llegan los supuestos malos momentos, que también los hubo en las dos primeras temporadas de Pep Guardiola, aunque efímeros, haya una tendencia a magnificarlos.

El equipo azulgrana cayó por la mínima en el Emirates Stadium ante un gran equipo como el Arsenal en la ida de octavos de final de la Liga de Campeones pese a crear más ocasiones claras, tener más el balón y sufrir alguna decisión arbitral de difícil justificación. Pero ni la lectura más positiva de lo sucedido puede esconder una realidad: el Barça se dejó remontar en cuatro minutos un encuentro que ganaba 0-1 con gol de Villa. Dudó por primera vez en mucho tiempo. Hasta Guardiola envió un mensaje de inseguridad a sus jugadores con el cambio de un centrocampista como Keita por el 'Guaje' todavía con ventaja en el marcador. Y como lo sucedido se une al empate liguero en Gijón (1-1), surgen los interrogantes. ¿Se le han acabado las pilas a un once titular muy repetitivo? ¿Está afectando al vestuario algún episodio extradeportivo más propio de las revistas del corazón? ¿Es Puyol tan imprescindible? Algunos hasta se atreven a aventurar un fin de ciclo, pero son los mismos que ya se comieron un comentario así en otras ocasiones.

El apartado físico puede ser una de las claves de lo sucedido en Londres. Es una temporada muy extraña en ese sentido para el Barça, que comenzó a trabajar muy tarde por culpa del Mundial, hizo la 'pretemporada' mientras competía y alcanzó su mejor nivel coincidiendo con la fase del campeonato en la que recibía al Madrid en el Camp Nou. Aquel 5-0 dio paso a un par de meses excelentes, pero desde el día del Atlético, pese al 3-0 gracias al 'hat trick' de Messi, se ha apreciado una desaceleración. No es nuevo. En la 2008-09 y la 2009-10 el pequeño bache también se produjo más o menos por estas fechas. Ya avisó Guardiola que el peor partido del Barça en la Liga de Campeones siempre es la ida de los octavos de final. Y la historia se repitió.

La diferencia es que esta vez fue con derrota. Si el proceso es el mismo, el equipo recargará sus baterías en estas fechas para llegar al final de temporada a tope. La incógnita es saber si en esta ocasión a Guardiola no se le ha ido la mano abusando de un once titular que ha tenido muy poco descanso. Y el plan B convence menos que nunca. Jugadores antaño importantes como Keita, Gabi Milito o Bojan han quedado desconectados por la inactividad; y refuerzos como Mascherano, Adriano y Afellay parecen acomplejados al comprobar que el ritmo con el balón que se les exige en el Barça les supera.

La baja de Puyol por una tendinopatía en el vasto externo de la rodilla izquierda ha acabado pasando factura a un equipo que le necesita de forma obligada para un partido de vuelta ante el Arsenal en el que Piqué será baja por sanción. El capitán no es de los mejores sacando el balón de atrás. Incluso a Guardiola no le convencía demasiado cuando llegó al banquillo porque siempre ha deseado centrales académicos: altos, elegantes y con buen toque. El técnico apostó por Márquez y Piqué al principio. Luego fichó a Cáceres y Chygrynskiy, pero al final siempre ha vuelto a Puyol. Quizás dé un paso más que otros cuando adelanta la línea. A veces tiene que arreglar un desaguisado creado por él mismo con su energía, pero lo hace. Su carácter es fundamental en todo gran equipo.

Se lesionó ante el Racing (3-0) el pasado 22 de enero, un partido en el que pidió el cambio al descanso por unas molestias que ya le impidieron jugar tres días antes en la intrascendente derrota copera ante el Betis (3-1). Se ha perdido seis partidos seguidos, aunque ha sido en los dos últimos cuando se le ha echado más de menos.