CÁDIZ

La 'joya' más importante del neoclásico gaditano

El patio central de la finca alberga la fachada de una iglesia que nunca llegó a ser construida

CÁDIZ. Actualizado: Guardar
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Los coches aparcados en el patio de entrada de Valcárcel distraen la atención de los viandantes. Pocos son los que llegan a valorar -en su justa medida- la importancia de una construcción que está considerada como uno de los mejores ejemplos del Neoclasicismo en España.

Según el arquitecto Julio Malo de Molina, director de Patrimonio de la Diputación de Cádiz, es «una muestra del esplendor de la ciudad en el siglo XVIII». Obra de Torcuato Cayón de la Vega, se trata de un edificio de sobria composición. Posee «una sutileza arquitectónica que pocas obras tienen». Sucede en este edificio un fenómeno poco usual y de gran valor, y es que el arquitecto, en el trazado de la fachada, corrigió la perspectiva de manera que a determinada distancia se vea como un alzado. Las ventanas son trapecios para que, desde el patio, se puedan ver de forma perfectamente rectangular, lo que demuestra, según Malo de Molina, «un gran refinamiento arquitectónico».

El edificio cuenta además con tres patios interiores, siendo el central una de sus grandes 'joyas'. Se trata de un patio con una arquería perimetral de una esbeltez singular. Hay que destacar también la presencia de la fachada de una iglesia que luego no llegó a construirse.

Tanto Malo de Molina como Juan Jiménez Mata, ambos autores de la 'Guía de Arquitectura de Cádiz', destacan también el valor de los sótanos de Valcárcel. «Son extraordinarios, construidos con piedra ostionera, como es habitual en Cádiz, y con una estructura abovedada», explican.

Sobre su grado de conservación, Malo de Molina opina que es «bastante razonable», aunque como punto negro señala la intervención realizada en los años sesenta para separar dependencias en la Institución y que provocaron graves destrozos en la estructura y la pérdida de elementos arquitectónicos de un valor considerable. Eso sí, corre el riesgo de ir empeorando si no se le da uso al edificio, que ya lleva varios años cerrado casi por completo.