Editorial

Embridar a los antisistema

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La huelga general del pasado miércoles fue aprovechada en Barcelona por los llamados grupos antisistema para cometer toda clase de tropelías callejeras, causando verdadera alarma social y dejando tras de sí estragos intolerables en el mobiliario urbano y en numerosos comercios. El movimiento antisistema está formado por jóvenes adscritos a ideologías radicales -extrema izquierda, ácratas, 'okupas', movimiento antiglobalización, etc.- o individuos inadaptados y resentidos que procuran confundirse en la masa para atacar a la sociedad que los margina. Los activistas se comunican entre sí y conciertan sus acciones con gran eficacia mediante las redes sociales. Evidentemente, tras esta lacra violenta hay un fracaso social que debe impulsar una preocupación política y la consiguiente tarea de integración. Pero, previamente, es necesario controlar este peligroso movimiento mediante las técnicas policiales utilizadas para reducir y desarticular las bandas juveniles: infiltración, investigación, etc. No es tolerable que estos inadaptados irrumpan por sistema en toda clase de actos multitudinarios amparados en las muchedumbres para dar rienda suelta a su patológica agresividad.