ENTREVISTA

«La revolución americana se gestó en el barrio de San Carlos»

El escritor argentino se sumerge en la vida del héroe español José de San Martín en su última novela, 'La logia de Cádiz' Jorge Fernández Díaz Periodista y escritor

CÁDIZ. Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

De los episodios de la defensa de la España de Fernando VII ante la entrada en la Península Ibérica de las fuerzas napoleónicas, hasta la batalla de San Lorenzo, a orillas del Paraná. De uno a otro lado del Atlántico hay una figura, «barrida» por los caprichos de quienes ostentan el poder, que emerge por su valor e ideales de libertad. La vida de José de San Martín, un héroe español, considerado el Napoleón de América, ha sido recuperada por el periodista y escritor argentino Jorge Fernández en 'La logia de Cádiz'. ¿Y este título? Claro, el guerrero se formó ideológica y militarmente en estas tierras.

-¿Qué es lo que hizo de José San Martín uno de los guerreros más formidables de la historia moderna?

-Fue un héroe español, formado militar e ideológicamente en Cádiz, que resultó decisivo en los comienzos de la batalla de Bailén. Luego creó la primera caballería profesional de América, dio golpes de efecto fundamentales en su patria y cruzó la cordillera de los Andes con 5.400 hombres, en una campaña que durante décadas se estudió en las academias militares de todo el mundo, puesto que superaba la célebre hazaña de Aníbal en los Alpes. Luego llevó a cabo batallas impresionantes y liberó medio continente. Lo consideraron como el verdadero Napoleón de América. Ese héroe increíble era conceptualmente un español.

-Durante toda su vida, entre hazaña y hazaña, José buscaba desesperadamente una patria. ¿Por qué era tan importante para él?

-Creo que era un expatriado buscando una patria. Vivía en una España inexistente: creía en las luces de la Revolución Francesa pero los franceses venían a imponer su imperio por la fuerza, y detestaba la España oscura del Antiguo Régimen, pero tenía que defenderla de esos invasores. Si ganaban los franceses, perdía España. Si ganaban los españoles triunfaba Fernando VII, que era un rey oscurantista que representaba todo lo contrario que San Martín y tantos liberales de Cádiz sostenían. Por lo tanto, San Martín se quedó sin patria. Se dijo: «La única España posible queda en América». Yo creo que se fueron a América a fundar la nueva España. -La obra recupera el estilo de las novelas de caballerías, las de capa y espada, y narra cruentos episodios de la historia...

-Sí, a pesar de toda la política que tiene y revela, quise darle el impulso de la novela de aventuras. Quería meter al lector en el centro mismo de las batallas y los combates, que sintiera el miedo y los golpes del metal y la carne. Cuando yo era pequeño veía en San Martín a un espadachín de Dumas. Y me di el gusto de mostrarlo así en 'La logia de Cádiz'.

-San Martín contribuyó a la independencia de algunas colonias americanas y se enfrentó a los franceses, sin embargo, su figura apenas ha sido recogida por la historiografía contemporánea.

-Creo que toda la guerra de la emancipación americana fue barrida bajo la alfombra. Se le aplicó un proceso de silenciamiento que en ese momento tenía que ver con que la España de Fernando VII había sido vencida. Pero que luego apenas se la reconoció. Y eso que en esa guerra hubo españoles de ambos lados, y que los héroes y mártires que lucharon a favor de la Corona fueron impresionantes. Sus peripecias darían para muchas películas de épica de Hollywood. Sin embargo, salvo algunas menciones de la historiografía, esos episodios quedaron sepultados en el olvido. Los niños de distintas generaciones crecieron sin saber de esos héroes y muertos. Ni siquiera la nueva y fascinante novela histórica española se ha dedicado al tema. El silenciamiento, por una cosa o por otra, continúa.

-¿Qué papel tuvo Solano en la formación de San Martín?

-Solano era gobernador de Cádiz y San Martín fue su mano derecha. Solano lo introdujo en la masonería, y lo puso en contacto con el mundo de la política, el arte, las ciencias. Fue su gran mentor. Nunca pudo olvidarlo.

-¿Con qué sensación llegó al final de sus días San Martín después de tantas hazañas y batallas?

-San Martín triunfó como guerrero y fracasó como estadista. Creó una patria en la que no pudo vivir. Y se fue al ostracismo europeo con esa amarga sensación. Triunfando, fracasó, una gran paradoja.

-Dice que fue un hombre derrotado por la política, ¿por qué?

-Porque es más difícil gobernar que mandar soldados. Como Balzac dice al final de la novela, para gobernar hay que saber negociar. Y San Martín no supo.

-¿Qué papel tuvo Cádiz en la formación de esta importante figura histórica? ¿Cómo recrea en su obra el ambiente previo a las Cortes de 1812?

-Cádiz fue central en la revolución americana. Allí se gestó. Allí se abrió 'La logia de Cádiz', en el barrio de San Carlos, donde los oficiales españoles que habían nacido en América urdieron un plan que parecía delirante, pero que se llevó a cabo minuciosamente. Y con éxito.

-Ha dirigido 'Noticias', el semanario más perseguido en Argentina. En un lugar donde no se puede ejercer la libertad de expresión sin ser acechado, es más difícil que el periodismo se desvirtúe y pierda su esencia y su papel de denuncia social...

-El periodismo de mi país fue esencial para la construcción de la democracia. La persecución del poder ha sido una constante. Y lo sigue siendo: hoy se ha puesto de moda en la Argentina hostigar a los periodistas independientes para que no denuncien ni critiquen.

-Cádiz acogerá pronto el Congreso Mundial de Periodismo, ¿cuáles cree que son los principales problemas que atraviesa el sector y los caminos que habrían de emprenderse de cara al futuro?

-Creo que el periodismo está acechado por sus propias supersticiones. Una de ellas es que la gente quiere leer cada vez menos, con lo cual se hacen textos cada vez más pequeños e irrelevantes. Creo que el periodismo gráfico hispanoamericano tiene que apostar más por la crónica de calidad y menos por el repentismo y el estándar. Y tenerle menos miedo a Internet, que se consolidará como un medio en sí mismo, sin que por ello arrase con el periodismo clásico, como creen algunos colegas que son muy apocalípticos. Los grandes problemas con los que debe luchar el periodismo son los de siempre. Debe buscar la independencia, ser contracíclico, no caer en demagogias, luchar contra su propio ego, ser veraz y reaprender el viejo y querido oficio de contar historias.