La caseta de los pinchos morunos es de las pocas de Las Banderas que no tiene nombre. :: L.R.
FERIA DE EL PUERTO DE SANTA MARÍA 2010LA FERIA POR BOCA DE MOHAMED EL HASSAN CASETEROFERIA DE PRIMAVERA

¿Qué tendrán estos pinchitos?

Dos familias marroquíes explotan este negocio aclamado por el paladar de los feriantes en lo que llaman 'la ruta de las siete ferias' La caseta de los pinchos morunos sigue llena 40 años después

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«Estoy en los pinchitos!». «Vente a la caseta de los moros!». Quizás esta sea la única caseta de Las Banderas que no tiene nombre. Tampoco lo necesita. Pasando la portada, a la derecha. No tiene pérdida. Y nadie que pase por la Feria de El Puerto puede marcharse sin probar los pinchos morunos de Mohamed El Hassan y Pablo Alí. Ellos son la segunda generación de dos familias del norte de Marruecos que comenzaron a ganarse la vida con la venta ambulante de pinchos morunos allá por el año 1968.

Mientras los hippies tomaban París con su «sexo, drogas y rock and roll» Pouzian, el padre de Mohamed, cruzaba el Estrecho cargado con la plancha y los pinchos de acero. «¿Tú sabes lo que eso pesaba?. Primero montó una caseta pequeña, en la playa. Y luego esta en la Feria. Mi padre, que tenía una tómbola, se juntó con él en el 81 y fueron a medias». Desde entonces recorren juntos una auténtica ruta de ferias. Nada menos que siete: Algeciras, Marbella, La Línea, Almería, Granada, Baza y El Puerto.

Especias secretas

¿Pero qué tienen estos pinchitos que todo el mundo los quiere? «Son las especias. Una mezcla especial. Pero no diré nada más». Una chispa enciende los ojos azules de Mohamed. Dice que es de Melilla, español, pero un amigo lo delata. «Bueno, soy de El Rif. Es que en el norte de Marruecos estuvieron los bárbaros antes que los árabes, por eso esta piel tan blanca».

Pero volvamos a los pinchitos. Mohamed desmiente los rumores que esparcen las lenguas viperinas. «Es carne de jamón de cerdo que compramos en la carnicería centro. Compramos los jamones enteros y lo cortamos nosotros. Se limpia todo de nervios, grasa... casi un kilo quitamos de eso. Se trocea y se adoba». Vuelta al hermetismo. «Los pinchos son de acero inoxidable y los limpiamos con mucho esmero». «¿Perdona, me pones dos picantes y uno simple?». Mohamed sonríe y vuelve al trabajo.