Merkel comparece junto a Westerwelle en Berlín. :: AP
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La derrota electoral agrieta la coalición de Merkel

La canciller alemana aparca la gran reforma fiscal que exigían los liberales y socios de la alianza tras la debacle de Renania-Westfalia

BERLÍN. Actualizado: Guardar
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¿Quién será el futuro jefe del gobierno de Renania del Norte-Westfalia? ¿Qué alianza dirigirá el estado más poblado de Alemania? Ninguna de las dos preguntas tiene respuesta todavía tras las elecciones celebradas el domingo. Pero una cosa sí está clara: las urnas decidieron que los dos partidos perdedores eran los que han manejado la pasada legislatura el timón político del 'land' y desde Berlín conducen el país centroeuropeo: la Unión Cristianodemócrata (CDU) y el Partido Liberal (FDP).

Con todo, la gran perjudicada, según coincidían ayer los principales periódicos germanos, ha sido Angela Merkel. La canciller tuvo la dignidad de reconocer que su partido había cosechado una «derrota amarga», que la obliga a variar el rumbo de su política a nivel nacional.

Aún afectada por el varapalo electoral, la líder de la CDU anunció que el Gobierno de coalición abandonará su deseo de impulsar una ambiciosa reforma fiscal -como pedían los liberales- y que la prioridad será la consolidación presupuestaria.

Merkel admitió que la errática gestión del Ejecutivo que preside, marcada por amargas discusiones sobre la conveniencia de una reducción de los impuestos para dinamizar la economía y su reacción ante la crisis griega, había influido negativamente en el veredicto de los votantes. «La coalición deberá ahora establecer sus prioridades con claridad», aclaró. «Eso significa, desde mi punto de vista, primero que la reducción de impuestos no es aplicable en un futuro inmediato. Las deliberaciones sobre el euro, sobre las garantías de crédito y muchos otros aspectos, nos lo muestran. La consolidación del presupuesto será la prioridad», reiteró la mandataria.

Pero a nadie se le escapa que el golpe de mano adelantado por Merkel no resolverá la crisis política que empezó a florecer el domingo a causa del empate técnico entre la CDU y los socialdemócratas del SPD.

Ambos partidos tienen el mismo número de escaños (67) en el Parlamento regional, un escenario que les impide formar una alianza en solitario con los Verdes y que también les ata las manos para dirigir las negociaciones destinadas a formar una coalición de gobierno.

Ante la certeza de que se ha acabado la mayoría que tenía el Gobierno federal en la Cámara alta (Bundesrat), Merkel ha dado luz verde para que el actual jefe del Ejecutivo de Renania del Norte-Westfalia, Jürgen Ruttgers, intente formar una gran alianza en el rico estado. «Necesitamos un gobierno estable», anunció Ruttgers, al sugerir que su partido está a favor de coaligarse con el SPD. «Asumiré la responsabilidad como ministro presidente y líder del partido», añadió.

El SPD quiere gobernar

Pero su posible socio, el Partido Socialdemócrata piensa diferente. Aunque quedó una décima por debajo de la CDU en el porcentaje de votos (34,5%-34,6%), su presidente, Sigmar Gabriel, anunció ayer que la candidata del SPD, Hannelore Kraft, será la futura jefa del gobierno regional, aunque admitió que la tarea hasta conseguirlo no será fácil. No descarta hacerlo a través de una gran coalición, pero Gabriel también dejó abierta la posibilidad de negociar un tripartito con los Verdes y el FDP. En cambio, guardó silenció sobre la posibilidad de una alianza con La Izquierda.

Los Verdes manifestaron, por su parte, que no se opondrían a una eventual asociación con el SPD y La Izquierda, lo que podría provocar nuevamente un descalabro en las filas de la socialdemocracia, como ocurrió hace un año en Hesse. «También estamos dispuestos a negociar con el FDP», señaló la candidata del partido ecologista, Sylvia Löhrmann.

El jefe del Partido Liberal, Guido Westerwelle, señalado como el principal responsable de la mala imagen que tiene el Gobierno de Berlín, se comprometió ayer a trabajar para mejorar el clima de la coalición, lo que hizo creer que estaría dispuesto a someterse a los dictámenes de la canciller.

Pero Westerwelle tampoco cerró la puerta a la llamada 'coalición semáforo', entre su partido, el SPD y los Verdes, inédita en Alemania. «Esa opción debe ser valorada y discutida en el lugar de los hechos», sentenció.