Un enfermero atendía ayer a una mujer en uno de los 'boxes' instalado a las puertas del Real del González Hontoria. :: JAVIER FERNÁNDEZ
Jerez

Los ángeles de la guarda de los más feriantes

Tiritas, curas de cortes con cuchillos jamoneros y un equipo de respuesta en caso de catástrofe... estén tranquilos, estamos en buenas manos Unos 160 voluntarios trabajarán en el puesto de Cruz Roja

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Ayer todavía era lunes, y apenas hacía unas horas que se había puesto en marcha el dispositivo especial de la Cruz Roja para la Feria del Caballo. Por eso, reinaba la tranquilidad en el puesto de emergencias sanitarias instalado junto a la entrada al Real desde la zona de los cacharritos desde el que un equipo de voluntarios procurará atender esas pequeñas dolencias que sufrimos todos los que nos echamos a la calle estos días dispuestos a exprimir la fiesta.

Sea la hora que sea, si usted se ve afectado por cualquier imprevisto que necesite cura o tratamiento sólo tiene que pasarse por la zona habilitada y allí será atendido por uno de los alrededor de 160 voluntarios que a lo largo de la Feria, y repartidos en cada día en tres turnos de ocho horas, van a trabajar para que los demás nos sintamos más seguros entre rebujito y rebujito.

Ayer por la mañana, sin ir más lejos, casi una decena de personas conformaban el operativo de guardia en ese momento. Entre ellos, un médico, tres enfermeros, dos auxiliares de transporte, dos técnicos y un responsable del servicio.

Uno de ellos, José Marchena, reconocía que «hasta el momento todo está especialmente tranquilo». Será que a estas alturas todos hemos aprendido y venimos con las tiritas puestas de casa, la protección solar bien extendida y con el autocontrol activado a la hora de encarar el camino a la barra.

Pese a todo, aún tienen que llegar los días críticos, y las noches en las que el alcohol se nos va de las manos, sobre todo si se es joven y todavía algo inconsciente. Manuel Gutiérrez, otro de los voluntarios, explica que «sí se atienden muchas intoxicaciones etílicas, que no comas». ¿El mejor tratamiento en estos casos? Sólo hay que cruzar el puesto y llegar hasta la parte de atrás, donde descansan las camillas en las que se tumban los que se han pasado de copas hasta que la borrachera hace mutis por el foro.

En los cuatro 'boxes' de valoración y asistencia lo que más suelen tratar los miembros del dispositivo de la Cruz Roja son rozaduras, picaduras, dolores de cabeza por golpes de sol y de calor, malestar por los almuerzos copiosos y «los típicos cortes con cuchillos jamoneros, muy habituales por las mañanas cuando se empieza a preparar la comida», narra Gutiérrez.

Pero si la cosa se agrava y al puesto llega alguna persona aquejada de una dolencia más grave, con síntomas de un infarto sin ir más lejos, también existen los medios para atenderlo antes de trasladarlo en ambulancia a un centro hospitalario en caso de que el médico lo estime conveniente. Y es que además de los ya mencionados existe un 'box' de parada, equipado con un soporte vital avanzado que permite hace electros, y que dispone de monitores, oxígeno y la medicación necesaria para estos casos. «Pese a que no es lo habitual a veces se usa», explicaba ayer Gutiérrez a la vez que una mujer se hacía un electro, por seguridad, después de haberse sentido indispuesta.

Una de las iniciativas que mejor funciona desde que se pusiera en marcha el pasado año son las pulseras para evitar la pérdida de niños y que «también pueden usarse en casos de personas mayores con algún tipo de demencia o deterioro cognitivo», como recalcaba ayer el coordinador provincial de la Cruz Roja en Cádiz, Javier Gil. No crean, más de uno ya habrá pensado en colocarle una de las pulseritas a su pareja por si la noche hace estragos.

Y no se dejen engañar por la apariencias, porque aunque parece modesto el puesto cuenta con un Equipo de Respuesta Inmediata en Tratamiento de Emergencias (Erie), una «cabeza pensante» o centro especializado de coordinación y comunicación desde el que «se puede gestionar un operativo y un gabinete de crisis en caso de que hubiera una catástrofe», explica Gil. Así que estén tranquilos, pase lo que pase, estamos bien atendidos.