Opinion

Un poco de mala vida

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Todo en la vida tiene su justa medida; saber medirse es saber conocerse antes de perderse. La mala vida posee un enorme encanto si se sabe vivir. Precisamente ahora, en una sociedad tan falta de moral como corrupta por nuestros adinerados políticos, tomar un poco de mala vida es como dejarse seducir por lo prohibido y liberarse de todo. De hecho, me atrevería a decir que es saludable, aunque sólo sea de vez en cuando, morir en lo prohibido de la noche. La noche posee todo: la vida y la muerte, el placer y el peligro. debe uno tomarla con precaución y dejarse morder por ella, pero no hasta la última gota de sangre, pues es entonces cuando no podremos salir y seremos presa de ella, cual conejo en las garras de un lobo. ¡Pero cuánta belleza encierran esas madrugadas de perdidas calles! Con reuniones improvisadas, sanos de corazón pero hambrientos de sensaciones y sentires.

Ahora que se aproxima la feria, recuerdo algunas noches preciosas, donde el vino embriagador y brujo inundaba nuestros sentidos y una voz flamenca volaba en el aire, aposentando el compás debido. Y es que todas las noches de mala vida guardan relación con el buen cante y los nobles sentimientos. Incluso diré que el arte es justo inspirador de las noches de mala vida, pues es el arte un maravilloso concepto donde el perderse es enriquecedor. Lo triste es cuando algunos se pierden en la noche para ya nunca encontrarse, y no saben escuchar el gallo del alba para salir de sus garras. He visto al más 'pintao', aquel que presumía de persona centrada, convertirse en un ridículo hombre, preso de la burla y del odio. Por ello uno debe saber beber la vida, sorbo a sorbo, y si no sabe, mejor no meterse; pues la noche, que es vieja, sabia y bruja, sabe a quién apuñalar con sus encantos y a quién no. Pero no maldigamos a la mala vida, mejor tomémosla como es. en su justa medida, como un dulce veneno con su Dios y su diablo.