Rajoy se deshace de Bárcenas

Mariano Rajoy en estado puro. El líder del PP aguantó sin inmutarse durante dos días las duras críticas de Gobierno y PSOE, pero también de dirigentes de su propio partido, ante su aparente falta de contundencia con los miembros del PP imputados en el 'caso Gürtel'. El sacrificio obedecía a un plan. Rajoy quería que Bárcenas siguiese los pasos de Jaume Matas y pidiera de manera voluntaria su baja de militancia para no tener que expulsarlo. Lo ha conseguido, pero con esfuerzo. Rajoy citó a Bárcenas el miércoles por la tarde en la sede del PP, en la madrileña calle Génova, y pidió al ex tesorero que reflexionara sobre el quebranto que causaba su permanencia en el partido. Le dijo, además, que defendería públicamente su presunción de inocencia y que, si la Justicia lo declaraba inocente, podría volver a la formación popular, pero insistió en que el mejor servicio que podría hacerle al PP era irse, según confirmaron fuentes de la dirección del PP. Bárcenas se mostró contrariado y pidió tiempo para sopesar su decisión.

El líder opositor agarró el toro por los cuernos cuando el clamor interno para que Bárcenas se fuera por sus vínculos con la trama Gürtel era difícil de ignorar. Casi nadie lo decía en público, con las excepciones alambicadas de los presidentes de la Xunta de Galicia y de la Comunidad de Madrid o los dirigentes del PP de Euskadi, pero en privado los dirigentes populares tenían un alto grado de consenso sobre la única salida posible. El ex tesorero, sin embargo, parecía enrocado en su idea de seguir con todo como estaba.

Durante la noche del miércoles y la mañana de ayer, Bárcenas recibió varias llamadas de dirigentes del partido con un mismo consejo: haz caso a Rajoy. Una de ellas, tal vez decisiva, la de su amigo Javier Arenas. Ambos hablaron el mismo miércoles por la tarde y ayer por la mañana. Tira y afloja, pero el senador por Cantabria, al final, accedió a dejar la que ha sido su casa desde hace 28 años, aunque con condiciones. Bárcenas cesó ayer de forma irrevocable como tesorero del PP -hasta ahora su renuncia de julio pasado era provisional-, queda suspendido de militancia temporalmente, pero mantendrá su acta como senador. Queda por resolver si continuará perteneciendo al grupo popular en la Cámara Alta o pasará al grupo mixto. Rajoy no lo aclaró. Se despachó con un «supongo», cuando fue preguntado si seguiría en el grupo del PP. En cualquier caso, dejará de ocupar los cargos que ejercía en la dirección del equipo popular en esa cámara. Pero queda otra incógnita ¿El PP seguirá pagando sus abogados? Rajoy tampoco la despejó.

«Para no perjudicar»

La renuncia de Bárcenas trascendió mientras Mariano Rajoy se dirigía a Sevilla para participar en un acto conmemorativo de los 20 años del primer equipo de dirección del partido de José María Aznar. Rajoy, en una posterior y breve rueda de prensa, agradeció a Bárcenas su decisión «porque lo hace para no perjudicar al PP». El líder del principal partido de la oposición afirmó que seguirá creyendo en la inocencia de su ex tesorero «hasta que la Justicia no dictamine lo contrario». Defendió que su análisis es el mismo que defiende el ministro de Justicia, Francisco Caamaño, para defender la presunción de inocencia del juez Baltasar Garzón. «Y quien opine que un ciudadano no es inocente hasta que se demuestre lo contrario, pues que lo diga», acotó.

«Contundencia»

El presidente de los populares anunció que, pese a que el sumario del 'caso Gürtel' «descarta una financiación ilegal del PP», va a emprender una reestructuración del área de tesorería y finanzas del partido. La primera medida, que se adoptará en el próximo comité ejecutivo nacional, será el nombramiento de José Manuel Romay Beccaria como nuevo tesorero del PP.

Rajoy, tras la renuncia de Bárcenas, sacó pecho de la «contundencia» con la que el PP ha actuado en los casos de corrupción. Aseveró que todos los imputados de su formación «han cesado en sus cargos orgánicos y han sido suspendidos de militancia». El diputado del PP por Segovia, Jesús Merino, también imputado por el Supremo en el 'caso Gürtel' siguió a las pocas horas los pasos de Bárcenas y pidió la baja como militante sin renunciar tampoco a su escaño en el Congreso.

El ex tesorero, por su parte, se despidió mediante un comunicado en el que transmitió su pena por adoptar esta decisión. «Creo, sólo desde la convicción de mi inocencia, que este caso, dados los cargos que he desempeñado, está siendo el instrumento para dañar al Partido Popular y a su presidente nacional. Es el motivo por el que tomo esta dolorosa decisión». Y reiteró: «mantengo mi absoluta inocencia».

Antes del almuerzo ofrecido por José María Aznar, Arenas, al que muchos atribuyen un papel decisivo en la salida de Bárcenas, lo negó todo. Una negativa lógica porque implicaría un 'puenteo' a su superiora, Dolores de Cospedal, que, al parecer, no ha tenido arte ni parte en el desenlace. «Quien haga estas interpretaciones -contestó Arenas- se equivoca porque siempre estoy al cien por cien en la estrategia que marca Rajoy».