La alcaldesa, junto a Vera Borja y Juan Carlos González-Santiago, en la presentación de la exposición. :: EFE
CÁDIZ

De Cádiz a San José de Costa Rica

Los artistas gaditanos invitados al Festival Iberoamericano de las Artes destacan la amabilidad y educación de los costarricenses

SAN JOSÉ. Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

Doce horas de vuelo separan a Cádiz de la capital de Costa Rica. Siete de diferencia horaria. Y todo un océano de por medio. Resulta casi cómico decir que son ciudades vecinas, a pesar de la buena relación que mantienen. En San José fue precisamente donde los gaditanos se hicieron con el nombramiento de la Capitalidad Cultural Iberoamericana de 2012 y el título le abrió las puertas de todos los países latinoamericano. Tras una docena de hermanamientos y una pila de compromisos para el Bicentenario, era necesario volver al origen.

El Festival Iberoamericano de las Artes, que ya va dando los últimos coletazos, ha sido la cita perfecta para reunir a las viejas amistades. En medio del inminente cambio de gobierno, el Ayuntamiento temía perder el respaldo reforzado durante los últimos cuatro años.

Pero a juzgar por el recibimiento, no ha sido así. El nuevo equipo, liderado por Laura Chinchilla, que tomará posesión en mayo, ha cogido el testigo del todavía presidente, Óscar Arias, y cumplirá todos los compromisos asumidos. Y la primera prueba es la presencia de gaditanos en la cita cultural más importante del país. Durante algo más de una semana han pasado por los escenarios del festival más de una treintena de artistas de la provincia, en cinco espectáculos diferentes: De José Luis López Aranda a María José Franco y su compañía; Javier Ruibal, con sus músicos; toda la Tía Norica, con Pepe Bablé al frente y David Palomar. La última noche en San José de la delegación gaditana coincidió con el montaje de danza de La Zaranda, que salió a escena con un teatro lleno hasta la bandera. Todos se han visto sorprendidos por la amabilidad de los costarricenses. El carácter tico tranquilo y servicial que tanto se echa de menos en el día a día. «Me siento como si cantara en el Falla», llegó a decir el cantaor gaditano, que se metió al público en el bolsillo con su versión de las canciones populares de García Lorca. De los ensayos y de la relación con el maestro López Aranda, han surgido colaboraciones y contactos. «La gente aquí lo pone fácil y hemos encontrado un altísimo nivel musical, a pesar de la juventud», repitió varias veces entre bambalinas.

Juan Carlos González-Santiago y Manuel Vera Borja, son quizá los que mayor contacto han tenido con la ciudad. Llegaron dos semanas antes del inicio del festival para darle forma a un proyecto que nacía de 'Interiores Robados', la exitosa muestra auspiciada por la Diputación. 'Imágenes en el tiempo: De Cádiz a Costa Rica' les abrió las puertas de edificios públicos y casas particulares. Y un contacto casi familiar con la gente de acá les permitió poner caras a esos escenarios.

Ambos están convencidos de que en ese trato tiene mucho que ver la inversión que se ha hecho en educación. «Desde que se abolió el ejército a mitad del siglo pasado, todos los fondos se han destinado a alfabetizar a la población y más de un 95% sabe leer y escribir», cuentan. El secreto es 'pura vida', el saludo tico y toda una filosofía. Lo peor, que no conoce de previsiones y se deja llevar por la improvisación. El mundo gira a otra velocidad.

A Javier Ruibal le sorprende el cariño que manifiestan desde el principio. Era la primera vez que actuaba en Costa Rica, pero el público ya sabía de sus canciones y alguno que otro repetía la letra a la par en San José y en Alajuela. «Tanto aquí como en cualquier otra parte de Iberoamérica hay mucho de qué nutrirse. Mis canciones tienen un guiño al Caribe y al jazz y son reconocibles en esta tierra», resaltó poco antes de su primera actuación.

Ahora será Cádiz la que devuelva el favor y habrá que buscar en la nómina de artistas costarricenses para el Festival Iberoamericano de Teatro (FIT). El intercambio cultural sigue su rumbo, aprendiendo unos de otros.