CÁDIZ

«Daría lo que fuera por unas tortillitas de camarones»

Muchas piezas de la ciudad han pasado por las manos de esta conservadora linense que lleva 17 años en esta capital centroamericana Ana María Moraleda Restauradora gaditana afincada en San José

SAN JOSÉ. Actualizado: Guardar
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Lleva ya más de veinte años dando tumbos por el mundo. Ana María Moraleda ha vivido en Inglaterra, Estados Unidos, Israel y Las Bahamas. Nació en La Línea, pasó por Cádiz y se estableció en Marbella. Cuando creció comenzó a viajar de uno al otro extremo del mundo. Y un día, invitada por unos amigos que iniciaron un proyecto, hizo un par de maletas y puso rumbo a Costa Rica. Desde hace 17 años trabaja como restauradora de esculturas en San José. Muchas de las piezas del parque de Morazán, en pleno centro de la ciudad, han pasado por sus manos. También, algunas de la de Alajuela. «El patrimonio es escaso. Los terremotos y la falta de interés han cambiado la distribución de las ciudades», explica. Los periodistas gaditanos se topan con Ana María en la Municipalidad. «Es una gran sorpresa -dice- cuando oye el acento».

La conversación le trae recuerdos y asegura que echa mucho de menos el barullo de los bares y la luz de Cádiz. «El aperitivo en la calle es para el gaditano como ir al psiquiatra. Puede hablar de su vida y encuentra un desahogo en ese momento del día», explica. Y no sólo por la conversación, Ana María reconoce que «daría lo que fuera por unas tortillitas de camarones y una caña».

Pero la nostalgia se alivia con la satisfacción de un trabajo que compensa. La labor restauradora la comparte con la defensa de los animales. Lleva ya varios años como cooperante de una sociedad protectora que se encarga del control de especies. «Hemos castrado ya más de 40.000 ejemplares en colaboración con las municipalidades», asegura. Pero eso no significa que se quede aquí para siempre y no descarta cogerse un día la maleta, echar la llave y volver de regreso a casa.