COMPLEMENTO CIRCUNSTANCIAL

HUELE A MOHO

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Aestas alturas preguntar por el cuadro de los Mojosos suena un poco a lo de dónde está la llave matarile, o quizá mejor al carro de Manolo Escobar, con aquella reivindicación carpetovetónica de «donde quiera que esté, mi carro es mío». Quizá a estas alturas, lo que más interés tiene es que a la gente le interesa que haya un interés por encontrar el cuadro. No sé si me explico. La cultura, como se ha dicho hasta la saciedad, no es un reducto de cerrado y sacristía, de presentaciones y canapés para unos cuantos. La Cultura, con mayúsculas, es el legado que van atesorando las generaciones y que llega a convertirse en una seña de identidad, quizá de lo que pudo haber sido y no fue.

A estas alturas, me da igual dónde esté el cuadro de Costus, quizá en un lugar mejor del que se le supone, quizá dónde no habite el olvido, quizá dónde la vuelta el aire. me da igual. Lo que no me da igual y hasta me gusta -mucho- es que haya quien se movilice -muchos- y logre movilizar a otros motivados por aclarar, no ya el paradero de Los Mojosos, sino por buscar al responsable de su triste desdicha. El valor de las cosas no estriba en su precio, ni en su tamaño, ni en su edad. El valor de las cosas reside en la memoria y eso es lo que precisamente reivindican los que asistieron el pasado viernes a la convocatoria de la «causa mojosa». Que no olvidan, aunque a veces se hagan los desmemoriados y dejen la puerta entornada. Y que están convencidos de que la casapuerta de esta ciudad necesita ventilarse, y mucho, porque ya huele a moho.