PINCHITO MORUNO

INVERSIÓN

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A veces comparto reflexiones sobre la Semana Santa gaditana con Fernando Santiago, otro estudioso del principal fenómeno de masas que existe en estos momentos en la ciudad de Cádiz, aparte del que se produce en los puestos de churros de la plaza y del que yo soy más estudioso que él.

Mientras tomábamos un agua de azahar y con una peste a incienso en el ambiente que no te veas, hablabamos sobre la importancia de que algunos de los máximos dirigentes de las cofradías hablen de inversiones en este periodo de crisis económica, aunque, eso sí, la inversión que a ellos les preocupa es la de la Carrera Oficial, y no la del sector terciario. Santiago, cuyo sueño secreto que sólo cuenta a los más amigos es ser vestidor del Despojado, consideraba el tema poco espiritual para estos tiempos de mudanza, pero yo, desde el máximo de los respetos, le mostraba mi discrepancia y, es más, yo creo que cuando Martín José, que es como del Antiguo Testamento, habla de este tema, el de iniciar la Carrera Oficial en San Antonio y no en la Catedral, lo que hace es trazar una sutil parábola y cuando teoriza sobre la mejor manera para llegar al principal templo gaditano, a lo que se refiere es a la mejor manera de llegar a Dios y no cabe duda de que entrando por San Antonio el Santísimo está mucho más cercano porque no existe mejor manera que acercarse a Dios que a través de un topolino de Los Italianos y es lo primero con que se encuentra La Borriquita cuando inicia su galope oficial.

La Semana Santa tiene sus preocupaciones y hay que entenderlas. A mí, por ejemplo, me preocupa como lleva puesta la túnica el Despojado, así como a punto de caerse. Yo sería partidario de asegurársela un poquito con unos alfileres, bendecidos eso sí, porque no vaya a ser que al Despojado, con tanta levantá, se le despoje la túnica cuando se cruce en la Catedral con la Virgen del Rosario, no lleve puesto el paño de pureza y vaya a perder la del Rosario el adjetivo que le precede... ozú... pa mí que he pecado.