Jerez

El cante de Jerez brilló por encima del arte de María del Mar Moreno

La esencia de las voces de la tierra en toda su extensión dialogó con el baile de la jerezana

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María del Mar Moreno, jerezana de pro, estrenó anoche un espectáculo en el Teatro Villamarta, en el quiso mostrar la esencia del baile al servicio del cante. Con el título 'Quiero tu cante', la representación buscó el entendimiento entre ambos formatos. Desde el comienzo tanto la luminotecnia como el vestuario nos abrió los ojos para lo que prometía ser un abanico secuencial de cantes y baile con invitados de lujo. La acertada elección musical equilibró los vacíos que encontramos a lo largo de la noche. Un recorrido de cantes y formas estilísticas abrieron el camino del baile. El cante de Antonio Malena por soleá, de Alcalá, de Cádiz, informó a María del Mar de que era su turno. Lo mejor que tiene María del Mar en su figura es que no necesita aportar una técnica desmedida para mostrar todo lo que sabe.

Aporta mucha flamenquería en sus movimientos, liberando la técnica y dejando espacio al arte. Pero fue poco lo que entregó. La linealidad de cada escena sólo se vio enriquecida por el cante. De Paco la Melé se acordó Manuel de Malena en el martinete para atender a la seguiriya con las voces de David Lagos, que estuvo pletórico, junto a Antonio Malena. La guitarra de Santiago Moreno entonó una guajira en la que de nuevo, Lagos bordó, y volcando el cante hacia la malagueña mellicera. Por desgracia para María, el cante se impuso a lo largo de la noche. Y es que Juana la del Pipa no es cualquier cante. Es lo puro hecho añejo, sin aditivos. Una voz rota que se dolió por tientos, enfrentando cante y baile, acercando posturas, dialogando mientras los tangos del Titi sonaban en su quejosa voz.

La Macanita acertó con la soleá, potente en su registro y acercándose a estilos de alcalareños y lebrijanos. A palo seco hicieron ronda de soleá el resto del cuadro cantaor acordándose de Tío Borrico, y finalizando en una muestra de juncal baile de Juana. La guajira de María del Mar volvió a ser un discurso que no alcanzó lo pretendido. Lineal en las marcas y ligeramente plano en el contenido. Sólo en la verborrea visual del mantón sonó flamenco.

Adiós tristeza

De nuevo María del Mar bailó al cante comedidamente, sin postreras. La entrada de José Luis Montón al escenario alumbró el diálogo musical, con las alegrías de Córdoba de Lagos. Obviando efectismo, la protagonista quiso esgrimir todo lo que sabe sin apresurarse, con lamentaciones figurativas. Por contra la idea principal se cumplió. El diálogo del cante y el baile confirmó que se cumplieron, en este sentido sus objetivos. El cuplé 'Adiós tristeza' de Mañanita elegido de su disco 'Jerez-Sherry' abrió las puertas a la entrega de la bailaora, que se atrevió a entonar la petenera de la Niña de los Peines. Un discurso repetitivo en la elección de cantes, de nuevo más soleares y compás de bulerías y romances para el baile. Si al espectáculo le hubieran quitado el fin de fiesta no hubiera pasado nada, ya que se alargó hasta casi las dos horas de duración. Al menos las pataítas del Bo y de Luis de la Tota amenizaron el final de la velada.