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La manifa de los 'neosin'

A Zapatero, la historia tendrá que reconocerle un mérito: haber liquidado el sindicalismo trasnochado

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No se trataba de manifestarse contra el Gobierno sino contra sí mismos, contra su osteoporosis ideológica tras un largo apoltronamiento arrugado, contra su entreguismo claudicante mientras la crisis arrastraba a un millón y medio de trabajadores por la torrentera del paro hacia el abismo incierto de esta larga recesión. Bajo la piel de corderos han querido rescatar su lobo interior, aquel del 14-D que machacó al felipismo y mostró los colmillos al aznarato haciéndole rectificar siete de los ocho puntos del 'zaplanazo' hasta disolverlo como un azucarillo en la marea de la calle. Esos sindicatos de memoria indomable se desperezan ahora a sabiendas de que se les ve -«así es si así os parece»- como la caricatura domesticada de sus mayores. De hecho, ayer no se trataba de una huelga general sino de un programa de movilizaciones para desengrasarse y estirar músculos confiando en que a Zapatero, sin el coraje rocoso de Felipe que resistió hasta cuatro huelgas generales, eso le baste para proclamar «he entendido el mensaje». No se trataba de divorciarse del Gobierno sino de trasmitirle el primer desengaño tras su luna de miel; y aunque sientan como una infidelidad los coqueteos en la City, no van a ponerle las maletas en la puerta sino de momento a cantarles las cuarenta.

Contra los 'neocon' del PP era fácil la impostura radical, pero los sindicatos se han desfigurado estos años hasta convertirse ellos en 'neosin', un nuevo sindicalismo sentado a la mesa del poder como confidentes privilegiados, casi como secretarios de Estado, ya muy lejos de las barricadas. Desde luego hay una afinidad natural -como la patronal o la Iglesia con los conservadores- pero en el escenario desgarrado de la crisis les tocaba actuar como barítonos tronantes y no como un coro angelical de 'castrati'. El eslogan de ayer les delata; su elección pudo ser un momento dramático:

-A ver, compañeros, yo propongo: 'No hay cojones de tocar las pensiones' y 'Zapatero, tú caerás primero'.

-Pe..pe.pero bueno -eso merece un cogotazo de Cándido- si nos ha salido aquí el John Cobra del tardosindicalismo guerrilllero. ¿Pero tú es que crees que esto es una protesta?

-A ver, a ver -tercia alguien- ¿Qué tal «En defensa de las pensiones. No al retraso de la jubilación. La solución no es recortar la protección social»?

-Vaya, eso es otra cosa. En fin, tiene más diseño que un desfile de la Pasarela Cibeles, pero es abstracto, invertebrado, cordial, hueco, teórico, en fin, perfecto. Esta vez no vamos a molestar ni a la patronal.

A Zapatero la historia tendrá que reconocerle el mérito de haber liquidado el sindicalismo trasnochado de clase y crear el fenómeno 'neosin', este sindicalismo amable del siglo XXI.