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Amàlia Lafuente: «Los médicos no pueden desarrollar sus conocimientos humanísticos»

La investigadora y escritora publica 'Terapia de riesgo', su segunda novela en el que se entremezcla el mundo sanitaria y la novela negra

MADRID Actualizado: Guardar
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Si hay un género que gusta a los lectores españoles es el de la novela negra. Y si hay un tema que cualquier ciudadano pregunta siempre a un conocido es por la salud. Pero, sin embargo, la literatura española no ha sido capaz de juntar estos dos aspectos. Vamos, que no hay cadáveres para un investigador de la policía o un detective privado con una trama médica de por medio. Hasta que ha aparecido en las librerías Amàlia Lafuente, médico y catedrática de Farmacología en la Facultad de Medicina de la Universidad de Barcelona. Decidió explorar los “conocimientos humanistas” que tienen todos los médicos en su primer libro, ‘Código genético’, y que repite ahora en ‘terapia de riesgo’ (Plaza & Janés).

La novela comienza con la desaparición de un técnico de laboratorio el mismo día en que se inaugura un nuevo hospital gracias a la inversión de unos multimillonarios rusos. Una doctora, Diana Cladellas, comienza a pesquisar y descubre cosas extrañas en los sorprendentes resultados de unas investigaciones médicas. Y los límites de la ética profesional. “Hay una opacidad involuntaria en las investigaciones. Es difícil controlarlas. Por eso lo mejor que puede pasar a una investigación publicada es que otros la repliquen y confirmen los resultados”, comenta la autora, crítica con los abusos que se hace de la cirugía plástica. “El problema surge cuando se juega con la ilusión de la gente de que se hace mala praxis”, añade.

Una malas prácticas, en este caso el de los laboratorios en África, que John le Carré explicó de manera magistral en ‘El jardinero fiel’, uno de los “mejores libros” en el que se combina la medicina y la ficción. Un enlace que los médicos españoles no pueden experimentar. “No tienen tiempo. Tienen que investigar, dar clase, gestionar… No pueden desarrollar los conocimientos humanísticos a los que siempre ha estado unida la medicina”, explica Lafuente, que envidia la tradición anglosajona en esta materia y destaca la biblioteca de Robin Cook. Además, ha tenido que usar diferentes técnicas para explicar ciertos términos médicos y evitar que los lectores “pasen párrafos enteros”. Sin embargo, se ha encontrado con una exigencia mayor por ser temas científicos. “Parece que por ser un asunto científico hay que ser más exacto. Pero en cambio, con explicaciones como las arquitectónicas de ‘Los pilares de la tierra’, los lectores son más permisivos”, indica la escritora e investigadora.